martes, 23 de septiembre de 2014

El brujo enano albinegro

  • Kevin Guajardo es el jugador desequilibrante que le da esperanzas al hincha de Cipolletti.
Sorprendió Gimnasia y Esgrima con un exorcismo en el Estadio Ciudad de La Plata, previo a la histórica definición de la llave Sudamericana contra Estudiantes. Tuvo mucho de mediático y poco de efectivo, por suerte al fútbol se juega con una pelota y no con una cruz. Ninguna macumba logró torcer la historia, y el Lobo volvió a sucumbir contra el León. Entonces el denominado "brujo enano" por el folklore futbolero, se convirtió en eje de las gastadas "pinchas".

De Estudiantes precisamente llegó Kevin Guajardo a Cipolletti. Había jugado con Auzqui, Rulli, y el roquense Gil Romero entre otros que llegaron a primera. Cuando ya estaba arriba del tren, jugando en cuarta y reserva de un club de primera división, a Kevin lo bajaron, le dijeron que no había mas lugar en la pensión para jugadores del interior.

Tuvo problemas en Maronese al regresar a su Neuquén natal. Apuntó a Cipolletti mientras jugaba de mala gana en el club donde hizo las formativas, y trabajaba de heladero para mantener a su familia.

Un día apareció un señor, tal vez pariente, tal vez amigo del jugador, a una de las primeras reuniones de la flamante subcomsión de fútbol que encabezaba Rafael Chemi, que ya le estaba armando el equipo a Rogger Morales para el Argentino A en junio de 2012. El señor dejó un currículum y ofreció libre a Kevin Guajardo, "jugó en Maronese y Estudiantes de La Plata", agradeció y se fue. Sólo un par de dirigentes repitieron el apellido y afirmaron que les sonaba, seguramente por alguna información de Charly Quintana o de algún apartado en un diario.

Le tomaron una prueba como a todos los jugadores que llegan por ese camino, y lo fichó Henry Homann para la primera local. Al 'Ruso' lo convenció la velocidad y la picardía de Guajardo, no así su estado físico de ese momento. Por esto último Kevin se desvive agradeciendo al 'Ruso' al confiar en su puesta a punto. Le cumplió. Con el correr de las fechas fue titular, metió goles, de a varios por partido, y levantó vuelo futbolístico en Liga Confluencia al ritmo inverso de la decadente campaña de Cipo en el Argentino A.

Debutó en primera en San Luis en marzo de 2013, de la mano de Homann y Frutos, técnicos interinos de la transición de Morales a Perilli. Para el Argentino A 2013/2014, se ubicó como cuarto delantero detrás de Urbano, Alecha y Weisser. En la quinta fecha ya era titular, y jugador mas desequilibrante del albinegro. A fin de año era el primero en la consideración, por sobre los tres delanteros históricos.

Cipolletti se puso como objetivo ascender en la reestructuración del fútbol argentino. En la delantera trajo a Prudencio y Chavarri. Ambos fueron titulares en el amistoso formal contra Villa Mitre, donde el albinegro mostró la primera alerta de cara al Federal A. Jugó mal y perdió, como anticipo de la ilusión de ascenso fácil que se estaba por derrumbar.

En ese partido señalamos a un jugador que le cambió la cara al equipo, Kevin Guajardo entró a 20 minutos del final, y fue la carta de explosión y sorpresa que le dio vértigo al ataque. Respecto de la competencia interna, un referente ya se había mostrado confiado, reafirmando algo que hace muchos años marcamos en Cipo Pasión: siempre traen jugadores, y terminan jugando los del club.

Alternó de volante por izquierda, por derecha, y tercer punta en el debut contra Independiente de su ciudad. Los partidos se sucedieron con resultados nefastos, ni el mas pesimista hincha de Cipolletti imaginó al equipo último cómodo a un mes y medio del ascenso directo.

Ya con Sialle en el mando, Cipolletti sorprendió con una mejoría interesante en el campo de juego ante C.A.I. que alivió a muchos hinchas pese a no plasmarla en la suma de tres unidades. Lo que no sorprendió fue la figura del equipo y autor del primer gol.

Cipolletti lejos de está de acudir a las brujerías o a la religión para solucionar un presente funesto. Kevin Guajardo no es brujo, pero mide 1,65 m, es rápido, encarador y picante. Es la carta de fútbol y atrevimiento que le demuestra a los hinchas que nada esta perdido.
Sebastián Sánchez