- Los teléfonos móviles explotaron en el mercado, al mismo tiempo se convirtieron en un problema difícil de solucionar.
- La ventaja de los padres que están al tanto de sus hijos, se contrapone con la principal desventaja: la adicción y sus consecuencias.
Es relativamente reciente la aparición de los celulares en Argentina, y por ello no hay experiencia que indique posibles consecuencias a largo plazo, pero en Europa existe un grave problema en la adultez. Se dieron a conocer casos de personas que sólo se comunicaban mediante mensajes de texto, incluso cuando cenaban juntos. También existen situaciones intensas, como gastos de 8 mil euros mensuales sólo en mensajes de texto.
Es incomprobable saber si en Neuquén pueden suceder casos similares en el futuro, hoy por hoy existen dos graves problemas inmediatos que tal vez puedan derivar en los casos europeos. La degradación del idioma, y por ende de la capacidad de pensamiento, que pueden generar los mensajes de texto en los adolescentes. Y el status social y la competencia que pueden generar el costo y la tecnología ilimitada de los teléfonos. Ambos problemas rodean al de la adicción de los adolescentes a los celulares, que derivan en una disminución del rendimiento escolar e interacción social en la esfera pública.
La peligrosa jerga de los mensajes de texto
A nivel nacional, la consultora Prince & Cook indicó que en la Argentina se envía un promedio de 66 millones de mensajes de texto por día desde 17 millones de líneas de celular, y que el segmento que más usa el servicio es el de los menores de 25 años. Mientras que una encuesta del Estudio General de Medios de la consultora IPSOS Media, remarcó que los jóvenes de 15 a 19 años, que cuentan con un teléfono celular, utilizan los mensajes de texto para comunicarse, el 86% de las veces. El silencio del mensaje de texto, que no puede ser intervenido por los padres ni los docentes, y por sobre todas las cosas el costo barato de cada envío, hizo de los mensajes de texto la forma predilecta de los adolescentes para comunicarse, ya sea con el fin de organizar salidas, saludos de cariño, recordatorios, bromas, etc.A nivel regional, un empleado de la central de Movistar en Neuquén, confirma sin poder precisar estadísticas, que visiblemente cada vez son mas los padres que acuden con sus hijos para adquirirán teléfono o una línea. Además de los menores de edad que se acercan a hacer consultas o a pagar la factura.
Pero si el mensaje de texto es barato y útil, ¿por qué puede ser peligroso para el adolescente?. El nombre real que las compañías le dan a los mensajes es “Servicio de Mensaje Corto”, de la sigla SMS (Short Message Service). Las compañías permiten alrededor de 150 caracteres como máximo por mensaje, las que permiten superar el límite, duplican el precio del mismo. Eso, y la dificultad de escribir con los teclados de los celulares, desarrolló en los jóvenes la capacidad de abreviar palabras y frases en pocas letras, números y signos.
En la escuela primaria N°2 de Neuquén, desde hace mas de diez años implementan talleres de lectura y estrategias para acercar a los alumnos a la biblioteca de la escuela. El objetivo de los docentes del establecimiento en un principio fue alejar a los chicos de la televisión y acercarlos a los libros, porque “la lectura de libros enriquece el vocabulario y la capacidad de pensamiento de los chicos” afirma una ex docente de la Escuela N°2. Si la televisión era enemiga de los libros, la degradación del idioma provocada por los SMS puede ser una aliada que termine de vencer, o reducir a la mínima expresión la cultura del libro.
En ocasiones, el adulto de hoy es incapaz de decodificar la comunicación de sus hijos por medio de los mensajes de texto, pero la posibilidad de los padres de controlar las andanzas de sus hijos con un simple llamado telefónico le gana la pulseada a la calidad de los SMS y las consecuencias en el desarrollo del pensamiento de sus hijos.
El problema del dinamismo de las clases que se veía interrumpido por el sonido de un teléfono, fue prácticamente solucionado ante la estricta prohibición de los celulares dentro de las aulas. En mayor o en menor medida, las escuelas de Neuquén desarrollaron diferentes reglamentaciones que van desde la inflexible prohibición de permanecer dentro del establecimiento con un teléfono prendido, hasta la condición de usarlo únicamente en los recreos. En la escuela secundaria de Neuquén EPET N° 8, los alumnos que ingresan al taller (unos doscientos por turno), son obligados a dejar el teléfono en una gran caja y retirarlo a la salida. Sin embargo un docente secundario de Roca, critica que algunos padres intentan comunicarse con sus hijos en horarios de clases, y al no ser atendidos se acercan a quejarse a los establecimientos.
Por mas prohibición que exista por parte de los directivos de las escuelas, el auge de los celulares en los adolescentes se ve reflejado en el rendimiento académico de los alumnos. Una docente de la EPET N° 8 señaló que le ha recibido evaluaciones de Biología en las que alumnos utilizan la letra “q” como abreviatura de “que”, demuestra que no siempre el adolescente puede distinguir donde empieza y termina la libertad de escribir con abreviaturas. Algunos docentes señalan que de no distinguir los límites, los adolescentes pueden en el futuro ser rechazados en un trabajo por no escribir correctamente.
A favor y en contra
El doctor en Filosofía y Letras Juan Sasturain, señaló en un seminario llevado a cabo en el 2004 en un instituto terciario de Neuquén, que el idioma es orgánico y por lo tanto sufre modificaciones. Es decir que, según el doctor, la Real Academia se debe adaptar a las nuevas formas de comunicarse, y no debe ser al revés. En síntesis, si los SMS generan nuevas palabras y significados, éstas deben ser aceptadas como válidas en el futuro.Una opinión mas medida tiene José Antonio Millán, creador del Centro Virtual del Instituto Cervantes en Internet. Opina que las abreviaturas de los SMS y la correcta forma de escribir pueden convivir sin problemas, siempre y cuando los adolescentes mantengan el hábito de los SMS conjuntamente con la lectura de libros y revistas. De lo contrario, señala Millán, el adolescente puede desarrollar una escritura “deforme”.
Por el contrario, Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, cree que el lenguaje SMS representa una deformación del idioma capaz de reducir la capacidad de expresión de los adolescentes, y hasta de amenazar el desarrollo de su pensamiento crítico.
Para el especialista se trata de un factor negativo que puede empeorar una situación ya grave. "Si a la caída en la riqueza del lenguaje se le suma una reducción morfológica de las palabras se va a potenciar el empobrecimiento del idioma de los jóvenes, que está directamente asociado con el conocimiento. Tener menos herramientas en este terreno es disponer de menos saber y de menos capacidad para pensar", advierte Barcia. Que señala otro peligro, el de “la destrucción de la sintaxis”, el elemento del idioma que favorece el pensamiento lógico y el desarrollo de la capacidad crítica.
Competencia y aislamiento
El celular nació con el objetivo de agilizar el trabajo de los adultos, pero su bajo precio lo encumbró en el mercado y lo convirtió en un aparato multifunción. Hoy a través de un teléfono celular se pueden enviar y recibir e-mails, escuchar radio, mirar televisión y ver videos, entretenerse con juegos de alta tecnología, navegar por internet, filmar, transmitir datos de la red informática al teléfono o viceversa, escuchar música con sonido estéreo y en formato mp3, organizar una agenda diaria, semanal y mensual con alarmas sonoras, monitorear cámaras de seguridad conectadas a internet, sacar fotos con zoom digital y flash, enviar mensajes de texto con fotos, animaciones y audio, etc.El conocimiento y el uso excesivo de la tecnología pueden generar adicción en niños y adolescentes, según una investigación de Francisco Gutiérrez Rodríguez, de la Universidad de Guadalajara. “El deseo de estar a la moda con los equipos de telefonía, produce necesidades ficticias entre los menores, que de no ser satisfechas, derivan en estados de depresión, tristeza, frustración” justificó el psicólogo mexicano.
En declaraciones de jóvenes de la ciudad de Neuquén, de entre 16 y 19 años, en la mayoría de los casos los adolescentes adquirieron el teléfono para comunicarse con sus amigos, y reconocen que los padres los utilizan para saber sus movimientos. Algunos jóvenes ahorraron para comprarse su teléfono, y otros se lo pidieron de regalo a sus padres.
Algunos estudios revelan que los adolescentes adquieren los celulares para ser aceptados en su entorno. En los grupos de jóvenes es común escuchar muchas melodías de diferentes calidades (monofónicas, polifónicas y en formato mp3), la mayoría de los adolescentes le cambia el tono a su teléfono una vez por semana. Algunos se divierten sacando fotos y enviándolas, pero no son muchos los que tienen esta posibilidad. Esto puede generar una competencia entre los propios adolescentes que puede derivar en peleas con los padres. Según algunos psicólogos, la tecnología de la telefonía móvil puede incidir en el status de los grupos de amigos.
Por otro lado están aquellos jóvenes que no tienen la posibilidad o el interés de comprarse un celular. Al ser el teléfono, principalmente a través de los SMS, el principal organizador de salidas, aquel joven que no tenga el teléfono puede quedarse afuera de reuniones o salidas programadas por sus amigos. Cuando hace diez años los amigos se pasaban a buscar en auto o en bicicleta para, por ejemplo, ir a tomar mate a la plaza de las banderas, hoy el horario y el lugar suele ser debatido por SMS.
Además un grupo de amigos o amigas puede estar en contacto sin necesidad de pedirle permiso a los padres de salir. De esta manera se restringen los medios de interacción social de los jóvenes que, volviendo a citar un prototipo de reunión de hace diez años, el cine o la casa de comidas rápidas eran una excusa para juntarse y divertirse, hoy se puede reducir al uso de los SMS.
Un factor que destaca Facundo Gutiérrez Rodríguez, que también le pone obstáculos al desarrollo de las habilidades sociales del adolescente, se produce cuando los medios de comunicación invitan al joven a enviar un mensaje para recibir en su celular información de espectáculos, consejos para atraer a la pareja, horóscopos, noticias, etc. Si bien en Neuquén no existen medios que brinden tales servicios a los celulares, suelen utilizarse los medios de comunicación de Buenos Aires, o los principales sitios de internet.
El principal peligro de las tecnologías en los celulares existe en la oferta tan tentadora como prohibida de sacar fotos en baños, vestuarios y gimnasios. Ya que fotos obscenas sacadas secretamente con teléfonos circulan en cadenas de mails. En la región circulan fotos sacadas en el principal boliche bailable de Cipolletti, donde se las ingenian para fotografiar a chicas jóvenes con polleras, desde perfiles estratégicos para luego mostrarlas en internet. Existe peligro también en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén, donde está prohibido tomar fotografías, a través de los teléfonos se puede violar con mayor facilidad tal prohibición.
Además, mientras mayor es la cantidad de información personal que está almacenada en los teléfonos, éstos se convierten en un mayor atractivo para los ladrones, que ven esa información mucho más valiosa que el teléfono en sí.
Las asociaciones del teléfono celular con el prestigio, el status, la vida social y el lenguaje de los adolescentes son los síntomas de la adicción a los celulares. Pero el indicio mas grave es el déficit de atención y motivación a los asuntos escolares. Ante la pasividad de los padres que por fin encontraron la forma estar al tanto de las actividades de sus hijos, no muchos hablan con ellos sobre los riesgos y los límites del teléfono. Los docentes recomiendan que los alumnos no asistan a las escuelas con los celulares. Los psicólogos opinan que los padres deberían hablar sobre los riesgos, los límites y la regulación del uso. El objetivo de todas las opiniones y las posturas es el mismo, que los adolescentes manejen los celulares, y no los celulares a los adolescentes.
Sebastián Sánchez.