¿Cómo puede una mujer que se inció en la misma UCR e impulsó la Alianza y se terminó oponiendo a ambas corrientes asegurar un proyecto político sólido como aspirante a la Presidencia de la Nación?
¿Cómo puede esta mujer que creó dos partidos políticos con sus respectivas alianzas y las desintegró, garantizar institucionalidad y coherencia en un proyecto político?
¿Cómo se atreve a implorar democracia una persona que como jefa del ARI le negó una reunión al Comité Nacional del partido de sus entrañas, jactándose a su honra de no hablar con la UCR, oportunamente tras la peor elección de la historia del partido centenario?
¿Puede estar indignada por corrupción y delincuencia en su entorno, una persona que el 18 de diciembre de 2008 le declaró al diario La Capital de Rosario que "sería divino que la presidenta de la Nación se quede viuda"?
Una persona con tales valores morales para menospreciar la vida humana de un rival político, elegir no expresarse al respecto "para no ser hipócrita" dejando en claro tácitamente que festejó la muerte del ex presidente Kirchner, ¿puede cerciorar que va a mejorar la vida de 40 millones de argentinos, (17 millones de los cuales votaron a la viuda presidenta)?
¿Cómo pudo entonces ser tan hipócrita de decir "yo lo amé mucho al ex presidente Alfonsín pese a nuestras diferencias políticas" minutos después de la muerte de RA?
¿Puede una persona sin capacidad de organización, sin sustento de mando ni apertura al debate, llena de odio ciego e irremediable hacia sus rivales políticos, hipócrita incluso de sus propias convicciones, ejercer un cargo público e intentar llegar a la presidencia? Evidentemente sí.
¿Por qué no debería tener ninguna incumbencia en el Parlamento, en la Casa Rosada ni en ningún ámbito donde se defina el futuro de los argentinos? Porque le falta estabilidad emocional, entre otras cosas.
Sebastián Sánchez.