Esto lo escribí en Junio de 2005 para Economía en la facultad, recuerdo que aún no creía en la política como herramienta.
Recién durante este año parecen cicatrizar las heridas de los bancos por la crisis del 20 de diciembre, que parecían no tener fin. La convertibilidad, el corralito, la desconfianza (riesgo país alto) son términos que poco a poco y en diferentes medidas pasaron a la historia para empezar a creer que el país está iniciando por fin su periodo de reactivación.
El ex Presidente de la Nación, Fernando De La Rúa, cargó contra la prensa por la puesta en marcha del “corralito”, que fue el principio del fin de su gobierno. Las familias argentinas, atemorizadas por los antecedentes de los ´80, empezaron masivamente a retirar su dinero de los bancos a fines de noviembre de 2001, después que Crónica TV anunció en su placa roja que iban a ser congelados los depósitos bancarios. Como los bancos sólo mantienen una reserva líquida aproximada al 10% de los depósitos bancarios que asume, los mismos no pueden reintegrar el 100% de lo que ofrecen, por lo que el Ministro de Economía de aquel entonces, Cavallo, propulsó el corralito.
Estas medidas que terminaron en el sangriento 20 de diciembre con la presidencia de De La Rúa. Le dejaron a los bancos en ese año una pérdida de 16.064 millones de pesos. Tras una serie de presidencias interinas que aumentaron la incertidumbre en el país, asumió Eduardo Duhalde hasta las elecciones de 2003. Devaluó el peso, medida que De La Rúa no se animó a tomar, y pesificó las deudas en dólares a $1,40, aunque el mismo después se disparó a $3. Pero las medidas del Ministro de Economía Jorge Lavagna terminaron con el corralito, y logró tal aceptación, que se postuló como ministro de Néstor Kirchner, que luego ganó las elecciones. Sin embargo, durante el 2003 los bancos también tuvieron pérdidas, aunque fue un menor al de 2001, la suma de 5.300 millones de pesos se considera importante.
Si bien en este 2005 se estima que los bancos por primera vez darán ganancias tras la crisis de 2001, el sistema bancario aún no se ha terminado de consolidar económica y financieramente.
Pero un buen indicio resulta en las medidas de sus propios costos fijos. Ya que mas allá de sus ganancias o pérdidas, los bancos lograron reducir sus propios costos aproximadamente en un 25%. Tal ahorro supone que pueden maniobrar mejor su reserva líquida pudiendo mejorar así los préstamos o aumentando la tasa de interés de los depósitos para reactivar el sistema.
Se prevé que los servicios ofrecidos por los bancos y el circuito de creación de dinero bancario se normalice este año.
Con esos objetivos, los bancos apuntarán al segmento del mercado de las familias y las PYMES, ofreciéndoles préstamos con bajas tasas de interés, y por el contrario, altas tasas en los depósitos como se mencionó anteriormente.
Sin embargo, quedó posicionada en alto riesgo la actividad del país, con la extinción de grandes grupos nacionales (“Loma Negra” por ejemplo). El hecho que salgan mas divisas que las que entran (se importa mas de lo que se exporta) conlleva a pedir préstamos que se deben invertir en actividad, pero en los ´90 quedó demostrado que no sucede así.
Así se explica que Kirchner y Lavagna estén intentando reivindicar las empresas nacionales y el consumo interno, es decir, frenar de alguna manera las importaciones. Además revisan cuidadosamente qué mercados subsidiar para lograr la tan ansiada reactivación y no volver a posicionar la micro y macroeconomía argentina en puntos delicados.
El aumento de sueldos, que decretan a ciertos mercados o empresas, no sólo busca mejorar (por mas poco que sea) la posición económica de las familias, sino que éstas también formen parte de una reactivación nacional mediante microemprendimientos, y de paso, colaboren en el circuito bancario. Pero no pueden aumentar sueldos deliberadamente, porque podrían poner en riesgo a las empresas que, como vimos, conviene cuidar.
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