En Cipo Pasión revivimos la emoción de aquellos días a nivel futbolístico, contra la angustia de la ciudad por el segundo triple crimen. Declaraciones exclusivas de los héroes de la promoción: el ‘Gringo’ Ciattaglia y el ‘Chalita’ Matías Parra.
A nadie le gusta pelear el descenso, pero sin duda se festeja mas salvar la categoría milagrosamente que terminar con una campaña regular. Dentro de esa contradicción, la pésima campaña del equipo de Perilli en el Argentino A 2001/02 dejó un recuerdo imborrable en la memoria del hincha de Cipolletti. Es que el sufrimiento fue demasiado, tanto en el repechaje como en la promoción, el albinegro estuvo a punto de perder la plaza en el fútbol nacional que había logrado 29 años atrás. En medio de la conmoción social del segundo triple crimen, “los pibes” le arrancaron una sonrisa a la tan castigada ciudad.
El principio del fin de la malaria albinegra llegó en un repechaje contra San Martín de Tucumán en Córdoba. El que perdía ese partido único descendía al Argentino B, para volver a enfrentarse contra equipos de su liga de origen. Cipolletti ganaba sin sobresaltos en el neutral (pero visitante) Río Cuarto por 2 a 0, ante unos 5 mil tucumanos y 200 albinegros.
Pero a los 44 y 47 minutos San Martín de Tucumán empató el partido y forzó el alargue con gol de oro. Sólo se necesitaron jugar 40 segundos, hasta que el ‘Ruso’ Homann metió dos sombreros y habilitó a Ancatén que picaba con una bomba en su zurda que decretó el 3-2 final, la promoción para Cipolletti, y el descenso para los tucumanos.
Pensar que un equipo con la historia de San Martín de Tucumán podía descender al Argentino B era una utopía, y el albinegro lo había logrado. Por eso la promoción contra Bella Vista en la previa parecía un trámite. Pero el 19 de mayo en la cancha de Villa Mitre, donde “la loma” hizo de local, Cipolletti se encontró con un equipo ordenado tácticamente y con jugadores veloces y habilidosos.
El partido fue muy disputado y entretenido, los dos equipos jugaron al límite y nadie regaló nada. Un gol en cada tiempo de los locales complicaron el panorama del albinegro, que no le encontraba la vuelta al dinámico equipo local. Hasta que ‘la bruja’ Martínez descontó de penal, para darle aire a Cipolletti de cara a la revancha en La Visera.
Conmoción social: la pelota se manchó
A 48 horas de la final, el segundo triple crimen aterrorizó a la ciudad de Cipolletti. Fue en el Laboratorio de Análisis Clínicos de 25 de mayo y Roca, a cuatro cuadras de La Visera de Cemento. Por segunda vez en cinco años, y por razones similares, la ciudad de Cipolletti fue portada de todos los diarios del país. Aún hoy, los dos triples crímenes están impunes.
Inmediatamente los dirigentes de Cipolletti pidieron la postergación del partido por el duelo de la ciudad, y porque la policía, afectada a las pericias y la investigación, no daba garantías de seguridad. El Consejo Federal de AFA aceptó de inmediato.
Si bien en Bahía Blanca la postergación fue aceptada casi con unanimidad, algunas declaraciones para el diario “La Nueva Provincia” reflejaron que no todos habían tomado dimensión del espanto que la ciudad estaba viviendo (al punto que se trasladó al país entero). Algunos dirigentes de Bella Vista en un primer momento habían inicado conversaciones para pedir que si la policía no garantizaba seguridad en La Visera, el partido se juegue en la cancha de Independiente de Neuquén. Y el técnico bahiense Darío Bonjour declaró: “esta postergación la sentiremos más nosotros que ellos. Es como que teníamos groggy al adversario y el domingo podíamos darle el golpe de nocaut. Ahora tendrán más tiempo para recuperarse y, quizás, poder contar con Aníbal Iachetti”.
El duelo de hinchadas
A pesar de un frío congelante en la cancha de Villa Mitre, las dos hinchadas recibieron a sus clubes con bombas de color y fuegos artificiales, una verdadera fiesta de fútbol que parecía de una categoría superior. Hasta que la hinchada local colgó una bandera de Olimpo de unos 10 metros de largo, los 200 albinegros que se acercaron a Bahía lo tomaron como una declaración de guerra.
Salió Cipolletti al ‘Fortín’ de Bahía y fue recibido por los alcanzapelotas con una bandera que decía “Cipolletti: bienvenido a Bella Vista”. Los locales no podían creer que el “Capataz de la Patagonia” que regularmente pisaba Bahía para enfrentar a Olimpo y a Villa Mitre, esta vez visitaba a su humilde club. Pero un alcanzapelotas le regaló la bandera a la hinchada de Cipo que, ofendida por el trapo aurinegro en la hinchada local, prendió fuego el trapo que le obsequió el anfitrión.
En las dos semanas previas al partido de vuelta, decenas de hinchas de Olimpo manifestaron que asistirían a La Visera con la camiseta aurinegra, para mandar a Cipolletti al Torneo Argentino B. Algunos cumplieron su promesa, y junto a los hinchas de Bella Vista cantaron “En la cancha de Cipo/ vamos a ganar/ y la vuelta/ y la vuelta vamos a dar”.
Ya con el resultado puesto, la popular de La Visera invadió el campo de juego para festejar. No tardó la multitud en cantar a coro: “Mirá, mirá, mirá/ sacale una foto/ se van para Bahía con el c… roto”. Los bahienses respondieron con piedrazos y se cumplieron las amenazas que ambas hinchadas habían prometido. Intervino la brigada “Bora”, que desalojó a los vistantes y permitió que la gente disfute en paz de la fiesta de Cipo.
La definición
A la madrugada debutó Argentina en el mundial Japón-Corea 2002, con la victoria 1-0 sobre Nigeria. Pero la mente de los cipoleños y los bahienses estaba en la tarde del domingo 2 de junio. Decenas de colectivos llegaron de Bahía Blanca teñidos de verde y blanco, para asistir al partido mas importante de la historia del Club Bella Vista. Pero miles de albinegros, esos que nunca perdieron la fe, hicieron sentir la localía. El partido fue muy parecido al de la ida, pero con la diferencia de que la leve ventaja en el juego era de Cipolletti. A poco de finalizar el primer tiempo, el ‘Pato’ Maximiliano Amorone marcó un gol importantísimo para ir a los vestuarios con la tranquilidad de la ventaja mínima, y empate en el global.
El segundo tiempo siguió mostrando dos equipos jugando como si fuera el último partido de sus vidas, reflejando todo lo que había juego. Bella Vista equilibró la cancha, y consiguió un empate que congeló a toda la hinchada local, y tiró al piso el ánimo de los jugadores de Cipolletti.
En el auge del mundial 2002, la gente cantó: “Borom bombom/ para Ciattaglia/ la selección”.
Cuando faltaban diez minutos para el final del partido, parte de la barra conocida como “la 69”, resignada, invadió la platea con el objetivo de alcanzar a la hinchada visitante. El juego se detuvo mas de diez minutos, y a la vuelta la realidad fue otra. Algunos jugadores, un ex dirigente y hasta un integrante de aquel cuerpo técnico, reconocen que si esos disturbios no hubiesen enfriado el partido, Cipolletti hubiese descendido al Torneo Argentino B.
Los goles sobre la hora que tanto había sufrido el albinegro en sus últimas temporadas en la B, y en esa magra campaña en el Argentino A, por fin jugaron a favor. Cuando el ‘Chalita’ Matías Parra marcó en el minuto 95, su primer y único gol con la camiseta de Cipolletti. Le quedó picando la pelota en la puerta del área chica, y la clavó en el ángulo. Estalló La Visera y enmudecieron los bahienses, que sólo se hicieron sentir en la cancha cuando el resultado parcial era favorable a su equipo.
Al minuto del gol de oro, el ‘Manco’ Iturra se la picó a Pilón y cuando La Visera ya relamía la victoria, la pelota dio en el palo y salió. En el resto del suplementario, el miedo a perder de ambos fue demasiado. El ‘Gringo’ Ciattaglia, con completa confianza y nervios de acero, se dedicó a hacer tiempo para llegar a los penales. Cuando lo logró, motivó a sus compañeros y a los hinchas mostrando dos dedos en señal a la cantidad de penales que iba a atajar, y se ganó el primer “olé, olé, olé/ Gringo, Gringo”. Los jugadores de Bella Vista definían con gran categoría, los de Cipo al medio del arco, era un mal indicio. Pero el ‘Gringo’ se agigantó en el cuarto penal para los bahienses, cuando de manera magistral le tapó el disparo a la izquiera a media altura del arquero de Bella Vista Héctor Pilón. Después se encargó de patear el quinto penal para Cipolletti, lo definió a la derecha junto al palo y Cipolletti salvó la categoría. ¿Milagroso?, después del repaso no quedan dudas y habría que cambiar el título: heroico.
Rodrigo Palacio: ayer promesa, hoy estrella
De Bella Vista se fue a Huracán (TA), después Banfield, Boca y la selección nacional.
El “7” de Bella Vista bailó demasiado a los defensores de Cipolletti en el partido de ida. Era imparable. Tal es así que él desbordó y metió los centros que terminaron en los dos goles de los bahienses en la ida. Para el partido de vuelta no había dudas, había que ponerle marca personal a ese pibe. El encargado fue Jorge Cid, y el ‘Máquina’ lo borró del partido. Al punto que Rodrigo Palacio fue reemplazado faltando 20 minutos para el término de los 90 reglamentarios.
De cara al Torneo Argentino A 2002/03, Cipolletti pretendió contar con sus servicios, pero Palacio ya tenía todo acordado para jugar en Huracán de Tres Arroyos. Es decir que saltó del Argentino B al Nacional B, sin bajar su rendimiento de juego, todo lo contrario. Por eso no tardó en ser contratado por Banfield en primera división, y posteriormente por Boca Juniors. Hoy es delantero “xeneize” y de la selección Argentina, su juego es tan atrevido y explosivo como el que tenía con la camiseta de Bella Vista.
Si bien Cipolletti no pudo contratar los servicios de Rodrigo Palacio, ni del volante izquierdo Javier Verticchio, de aquel equipazo de Bella Vista rescató al hablidoso Pablo Arriagada. En el partido de ida Arriagada no pudo jugar. Lo reemplazó un tal Martín Aguirre, que marcó un gol y fue una de las figuras de la cancha, “si este es el suplente, como será el titular” pensaba el hincha de Cipo. El titular era Arriagada, 120 minutos en La Visera de su don para tirar pases y meter caños como quería, sedujeron al cuerpo técnico albinegro para la temporada próxima. En los primeros partidos la gastó, pero su nivel fue cayendo con el correr del Apertura 2002 y en diciembre dejó el club. Defraudó.
Por otro lado llegó Javier Muñoz, un desconocido, que si bien pertenecía al plantel de Bella Vista, no había participado en la promoción. Pero su imponente físico y sus buenas actuaciones en una prueba, conformaron al cuerpo técnico de cara al Argentino A. No sólo empezó y terminó como titular, sino que fue la figura (junto al ‘Mono’ Flores) de la temporada 2002/03 y sigue en Cipo hasta hoy. Aunque durante el primer semestre de 2004 jugó en Bella Vista.
Tanto movimiento de pases alrededor de los bahienses no fue una maña. Cipolletti le ganó aquella final (porque todo el mundo lo tomó como una final) a un verdadero equipazo, que en el Argentino B había dejado atrás a equipos con mucho mayor presupesto que ellos. Se cruzó con un Cipolletti que estaba en lo mas profundo del pozo del fútbol nacional. Bella Vista en su plantel tenía el fútbol lindo y dinámico, Cipolletti la garra con un toque de experiencia. Por eso el albinegro hizo valer su grandeza que lo cataloga como el “Capataz de la Patagonia” y no sólo ganó esa final, despegó y volvió a pelear por el ascenso al Nacional B.
Sergio Ciattaglia:
“Cuando nos empataron pensé que descendíamos, pero el partido lo salvó la gente cuando fue a buscar a la hinchada de Bella Vista. Ahí ellos se asustaron porque tenían a los parientes en la hinchada, se les notaba en la cara. Sino perdíamos”
“Para los penales yo me tenía una fe bárbara, estaba seguro que ganábamos, le dije a los muchachos que los aseguren porque yo atajaba dos”
“Rodrigo Palacio siempre fue un jugador extraordinario, yo lo enfrenté muchas veces, pero nunca me pudo meter un gol”
Matías Parra:
“Pateó el tiro libre Homann, la bajó Ancatén, le pifió Martínez y yo la metí. Me acuerdo que me quedé sin aire en el festejo, estaba como ahogado, fue muy fuerte, no lo podía creer”
“Yo era el encargado de patear el sexto penal, el ‘Gringo’, que estaba re confiado, me escuchó y me dijo que no iba a tener que patear porque él iba a atajar dos”
“No me acuerdo mucho del festejo, de las cosas que me decían, me acuerdo que uno de los que mas me felicitaba era Martínez, pero todos estaban festejando como locos”
Sebastián Sánchez.
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