Me afecta muchísimo la inflación. Tengo cacerolas vacías a fin de mes que con gusto golpearía reclamándole a la presidenta una cadena nacional que me tranquilice, prometiéndome que al menos reconoce el problema y se ocupará del tema.
También le tengo miedo a la inseguridad y reclamaría justicia. Me indigna y protesto a voz en cuello, que un trabajador con un sueldo digno en mi provincia deba pagar impuesto a las ganancias como si fuera un rico.
Pero me importa tres carajos mezclarme con esa clase de gente que no quiere Asignación Universal por Hijo, que se maneja en dólares, que quiere mano dura, y todas las consignas que a lo largo de la historia devinieron en presidentes de minorías, que sirvieron a la economía de las grandes potencias a costa del hambre, la miseria, la sangre, y la vida de los argentinos. Yo tengo conciencia social, pienso por mí y mis compatritas, y me denigran por eso.
"Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es un negro K" decían. Nadie se animó a cantar un modelo económico superador, tal vez por aquello que dijo un ex presidente: "Si decía lo que iba a hacer en el poder, no me votaba nadie".
Si ese es el pueblo y yo soy un "negro K" comprado por el gobierno, me bajo del pueblo urgente. Pero aclaro que a mi no me compró nadie, y no soy ningún ignorante. No leí muchos libros de historia y análisis político, pero les apuesto que leí muchos más que los que pueden haber leído miles y miles de los manifestantes de las cacerolas de teflón. Cuya ignorancia desnudan cuando los fundamentos son insultos agraviantes al gobierno sin una pizca de ideas.
Si ese pueblo reclama diálogo democrático, y al mismo tiempo pide que no se le den 250 míseros pesos a una embarazada que no tiene obra social (animalizada absurdamente con la etiqueta de procrear para cobrar ese dinero), pero pide viajar más barato en avión al exterior, considero peligrosamente engañosa su autoproclamación de "pueblo".
Si ser "negro K" es no reconocer que el estado que tantos años gobernó para el empresariado y las clases altas, debe hacerse cargo de la indigencia que generó en su sistema perverso, no pienso saltar junto a los enemigos de los "negros K".
Yo se que si vuelve Menem o gana Macri, voy a poder comprar todo baratísimo y voy a poder viajar al exterior. Pero en ésta no me agarran porque yo tengo memoria. Y se que si vuelve Menem, va a ser poco lo que voy a comprar y no voy a viajar al exterior simplemente porque que voy a caer en ese 50% pobre y sin trabajo, que su modelo neoliberal indefectiblemente tira a la basura. Su patria reparte el pan entre unos pocos para alimentar su modelo. Y en estos días todos parecen optimistas al creer que serían ricos con ese sistema.
Prefiero ser un "negro K" con trabajo digno y pedir otras cosas. Porque se que si la oposición viable es la que sabe ser oposición pero no sabe gobernar, voy a terminar protestando y me van a terminar matando.
Preferiría protagonizar una protesta pacífica junto al pueblo. No junto a la gente que opina que el pueblo es mierda y elige mierda, como decían el jueves pasado, en 1976, y en 1955.
Si no ser "negro K" es saltar por el futuro de mis hijos, con gente que banaliza y ningunea el dolor de madres a las que les torturaron e hicieron desaparecer a sus hijos. Prefiero que me digan "negro K". Porque me sentiría peor persona junto a quienes no quieren derechos para los de bajos recursos, por no considerarlos personas de su talla.
Prefiero seguir repudiando las cadenas nacionales que defendieron las medidas de Cavallo y declararon Estado de Sitio, en la antesala de la masacre de 30 manifestantes. Aunque esas cadenas me permitieron ver a Tinelli y la novela de la noche, como les gusta a los que no son "negros K".
Para los nuevos caceroleros, saltar por el pueblo y pedir medidas para los que tienen mucha plata; saltar por la destitución de la presidenta (o que se vaya con Néstor), con el fundamento de ignorantes insultos y la ausencia total de propuestas de gobierno; saltar por la libertad de expresión, expresándose libremente en Plaza de Mayo y ante todo tipo de micrófonos; es no ser un "negro K".
Lo siento, prefiero ser coherente y quedarme en mi casa. Que salten otros y sigan aumentando su contradicción, demostrando su individualismo ciego, perdiendo credibilidad y elecciones. Se quejan de la comparación militar. Piden aceptar la diversidad de opiniones. Pero a mi me insultan y me acusan de vago y comprado, "por el sólo hecho de pensar distinto, ¡ay dios!".
Sebastián Sánchez.
Septiembre de 2012.
Septiembre de 2012.