Pero todos los angelitos estaban preocupados porque uno nuevo no conseguía el bienestar de su familia. Cuando no era mal humor eran depresiones, cuando no eran depresiones eran problemas económicos, que impedían la paz en el hogar de los suyos.
Muy preocupados, los angelitos fueron a pedirle al recién llegado que ponga más atención en su trabajo. Y ella (por su vocecita descubrieron que era una nena) respondió que más atención no podía poner, y les demostró que trabajaba mucho más que los demás angelitos.
- Pero tu familia no se ve muy bien. Le respondieron.
- Es que no siempre tengo esfuerzos para la situación económica o para que las risas reinen en el hogar. Estoy muy ocupada en la salud de mi mamá y mi hermanito o hermanita. Contestó con mucha convicción.
- Cómo es eso? Le preguntaron.
- Mi familia necesita no volver a sufrir, y yo estoy muy ocupada en eso, y les garantizo algo, cuando mi hermanito o hermanita nazca, les voy a mostrar lo felíz que es mi familia, y todo mi trabajo será recompensado con la paz espiritual de los míos. Respondió ella, emocionandose en su alegría.
Los demás ángeles aprendieron que no siempre la alegría está en evitar malhumores. A veces, reflexionó un sabio ángel, la paz espiritual de un futuro cercano es más importante que el presente. Y otra vez se escuchó la voz de nena: "Mi mamá y mi papá tienen mucho amor para dar, eso es lo más importante".
Sebastián Sánchez
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