Planeta (2000)
No son todos los cuentos de fútbol como dice la tapa, pero sí es una colección imperdible, con esas historias que sólo la imaginación y la capacidad infinitas del “Negro” Fontanarrosa podían imaginar y cristalizar para su inmortalidad.
Desde obras cumbre como El Pichón de Cristo, el arquero prestado de otro pueblo que salva un desafío clave con atajadas y rasgos místicos; 19 de diciembre de 1971, el viejo cábala hincha de Central que es secuestrado para que vea la semifinal contra Newell’s; y La observación de los pájaros, el hincha que sale a caminar en las calles desérticas esperando el resultado del clásico en señales, descartando la TV, el cine, la radio e ir a la cancha; hasta simplezas como La barrera y Jorge, Daniel y el Gato, hermosas historias surgidas de lo cotidiano, de aquellas pequeñas cosas.
La magia del relato deportivo se hace presente en Los nombres y ¡Qué lástima, Cattamarancio!, donde una transmisión deportiva es prioridad ante una guerra nuclear que terminará con el planeta.
Memorias de un wing derecho le da vida a un muñequito de metegol, relato que inspiró a Juan José Campanella para su primera película animada, y que el director homenajeó en una escena donde los muñecos cuentan una anécdota de la pluma de este original cuento del “Negro”.
La mezcla perfecta entre sensibilidad y furia que despierta la pasión futbolera se reflejan en Lo que se dice un jugador al fulbo y Wilmar Everton Cardagna, número 5 de Peñarol. El primero representa la ingratitud del hincha tipo, tras el relato lírico de un fanático, casi enamorado de la calidad de un marcador central. El segundo detalla el costado amable de un verdadero carnicero del fútbol charrúa, que termina justificando su patada criminal a un niño internado.
La pasión por la redonda también se refleja en la mística de Cenizas y el misterio de Entre las cañas, entre tantos sentimientos de más cuentos futboleros de esta colección de Fontanarrosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario