lunes, 16 de noviembre de 2015

Hincha privilegiado

  • “Traspasa lo que nunca imaginaste, pero deja los pies sobre la tierra”. Marcelo Berbel.

Cuando tenía diez años y fui por primera vez a la cancha de Cipo, no imaginé lo que sería de mi vida junto a esa blanca y negra. Me tocó conocer La Visera el día que Pablo Parra le metió el golazo que eternamente le sigue haciendo a Alvarado desde la mitad de la cancha.
 
La pasión fue creciendo. También la imposibilidad de faltar a las citas en La Visera sin importar días, horarios, pésimas rachas, y descensos. Empezaron los viajes de visitante desconociendo lógicas de campañas, rivales y partidos intrascendentes. Verificando de antemano que el presupuesto personal no alcanzaba para el pasaje, y sacando el pasaje igual.

De mas grande tuve la posibilidad de aportar desde internet una ventana al Club Cipolletti en el mundo. Igual jamás me sentí un periodista, sólo un hincha que se informa y al que le gusta hablar de su equipo. Pero no quedó ahí, nos llamaron de las radios y los diarios de la ciudad, la región y rivales, y con el tiempo medios nacionales importantes; para aportar información validando así a Cipo Pasión como fuente. También como repaso histórico y voz autorizada en la producción del documental del Club Cipolletti que hizo Siglo Bohemio. Y una nota sobre historia y actualidad albinegra en la Revista oficial de la AFA, con columna de opinión y todo.

Hasta que gracias a Vivo Argentina primero y Radio Galas después, tuve la experiencia maravillosa de hacer tres años de radio con mis amigos, esos amigos para toda la vida surgidos de abrazos de gol, nervios de tablón, y viajes sobre las interminables rutas desérticas. Horas y horas frente a los micrófonos, hablando con amigos y con mis ídolos para que escuchen tantos otros hinchas parecía el punto cumbre para sentirme un hincha privilegiado. Y en eso tuve la posibilidad de relatar en un partido amistoso.

Desde 1999 pagué religiosamente la cuota social en el club, aunque los beneficios se terminaron en años de vacas flacas, no existía mejor beneficio que sentirme parte del club de mis amores. Siempre que iba a pagar manoteaba la Revista del Club Cipolletti para leerla y coleccionarla. Vaya honor cuando hace dos años me propusieron hacerme cargo de la misma revista, la que vi nacer y a esa altura ya tenía casi diez años de trayectoria.

Ser orador en una disertación de Literatura y Fútbol en la Feria del Libro de Cipolletti sí que jamás me lo hubiese imaginado. Gracias a la idea y la invitación de Jorge Nuñez, y al lado de escritores y amigos. Proyectamos en pantalla gigante el video homenaje que le hice a Pablo Parra, y con la narración de Charly Quintana de su hermosa ofrenda textual, como puntapié de una hora donde disertamos justo sobre mis dos pasiones.
 
Después me llegaron dos invitaciones del Diario Río Negro dándome una página de su edición on-line el año pasado, y su prestigioso espacio en papel este año, para expresar mi sentimiento por Cipolletti.

Nada de todo esto fue tan importante como ir de visitante y que otros hinchas me digan "loco, gracias a tu página me siento cerca del club", eso es tan impagable como tener un placard lleno de ropa regalada por jugadores de mi equipo, árbitros, y hasta rivales.
 
El club de mis amores siempre tuvo gente buena y bien intencionada que lo acompaña. En eso aparecieron los amigos de Cipolletti TV. Y gracias a ellos no di un paso mas en esta locura, sino que retrocedí al principio de todo. A cuando tenía diez años y me cautivó esa camiseta, ese estadio, esa hinchada, y ese golazo. Al gol desde la mitad de la cancha del número 16 que me sorprendió en marzo de 1994 desde la popular, y reviví en desde el corazón del campo de juego junto a mi ídolo en noviembre de 2015.

Gracias amigos, ídolos, prensa. Porque todo siempre comienza. Porque nunca nada termina.

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