¿Qué Cipo se nos cae? ¿Por qué ni La Visera nos queda?
En qué momento pasamos de reventar las tribunas en la final de una liga o en el Argentino B, a armar campañas extraordinarias para intentar que los albinegros vayan a ver a Cipo.
Es cierto que nos caminaron, que después del Nacional 85 nos correspondía un repechaje por jugar en primera y no en el Nacional B. Pero cómo fue que siendo lo mejorcito de la categoría descendimos. Siendo el más grande, lejos, del Torneo del Interior no ascendimos.
Cómo pasamos del equipazo del 98 a la agonía del 2000. Por qué la gente que le dio la espalda durante años al equipo de los pibes lo salvó del abismo en 2002. Si fuimos 700 a Córdoba en 2003, por qué descendimos dos años y medio después. De qué manera la gente volvió a alentar en el Argentino B. Qué le pasó al digno rival de Atlético en Tucumán para ser vapuleado por Sunchales en La Visera siete días después.
Godoy Cruz, San Martín de San Juan, Juventud Antoniana, Racing de Córdoba, Patronato por dos. Cómo se hace para perder finales con rivales cada vez más intrascendentes. Brown, Olimpo, Aldosivi, Independiente Rivadavia. Cómo nos pueden pasar por encima equipos que derrotábamos, después nos hicieron partidos, más tarde nos ganaron, y ahora soñamos con volver a enfrentar. El mundo evoluciona y lo miramos desde la luna.
En qué momento pasamos del fútbol-arte de Mingo Perilli a la irregularidad de Lalo Porra. De la magia de Pablo Parra a idolatrar el oportunismo del goleador del momento. De deleitarnos con los equipazos de Cadars, Celoria, Tempesta mal que nos pese, a aplaudir y gozar con tres pases seguidos.
¿A dónde nos estamos cayendo? Por qué nos conformamos con llevar mil personas a Allen. Dónde nos vamos a lamentar si ni La Visera nos queda. Y los años de gloria y de reconocimiento del fútbol nacional están perdidos en la lejanía.
Por qué le echamos la culpa de todo a los pocos que le ponen el pecho, a los "dirigentes", si solíamos solucionar los contratiempos y necesidades con agrupaciones multitudinarias de hinchas. Llegamos al extremo hasta de pedirle a los "dirigentes" que nos pongan traffic para viajar.
¿Fútbol era el de antes? ¿Cipo era el de antes? En qué momento la realidad nos hizo festejar un torneo cada 20 años.
Estamos golpeados por La Visera. Humillados por 90 minutos de Copa Argentina. Perdimos con Roca y Ramallo en Allen dos años después de batir el récord histórico de victorias de visitante. Pagamos sueldos en míseras cuotas a los pibes del club, trece años después de traer jugadores de jerarquía de Nacional B.
¿La culpa es de Arriaga? ¿La culpa es de Chelía? ¿La culpa es de Frutos? ¿La táctica, un par de jugadores, todos los jugadores? ¿La gente? O un poquito de cada uno.
Qué hacemos mal aparte de culpar al "otro". Qué no hacemos. Si potencial tenemos. Seguimos siendo el mejor club de la Patagonia y con más gente. Con más gente de la que nosotros suponemos. Si volvemos a La Visera y ganamos dos partidos ahí están todos otra vez. Miles y miles soñamos con sacudir de alegría los alambrados de La Visera.
Ni La Visera nos queda. Lo que nos queda no se compra con plata. Cuando descendimos al Argentino B, en la primera fecha apareció una bandera impecable que resumía: "Nos sobran los motivos". Sí, estamos golpeados y humillados. Pero ser grande no es un rendimiento futbolístico. Nos sobran las ganas, la pasión, la esperanza, los ejemplos, y la certeza de saber que se puede.
En qué momento pasamos de reventar las tribunas en la final de una liga o en el Argentino B, a armar campañas extraordinarias para intentar que los albinegros vayan a ver a Cipo.
Es cierto que nos caminaron, que después del Nacional 85 nos correspondía un repechaje por jugar en primera y no en el Nacional B. Pero cómo fue que siendo lo mejorcito de la categoría descendimos. Siendo el más grande, lejos, del Torneo del Interior no ascendimos.
Cómo pasamos del equipazo del 98 a la agonía del 2000. Por qué la gente que le dio la espalda durante años al equipo de los pibes lo salvó del abismo en 2002. Si fuimos 700 a Córdoba en 2003, por qué descendimos dos años y medio después. De qué manera la gente volvió a alentar en el Argentino B. Qué le pasó al digno rival de Atlético en Tucumán para ser vapuleado por Sunchales en La Visera siete días después.
Godoy Cruz, San Martín de San Juan, Juventud Antoniana, Racing de Córdoba, Patronato por dos. Cómo se hace para perder finales con rivales cada vez más intrascendentes. Brown, Olimpo, Aldosivi, Independiente Rivadavia. Cómo nos pueden pasar por encima equipos que derrotábamos, después nos hicieron partidos, más tarde nos ganaron, y ahora soñamos con volver a enfrentar. El mundo evoluciona y lo miramos desde la luna.
En qué momento pasamos del fútbol-arte de Mingo Perilli a la irregularidad de Lalo Porra. De la magia de Pablo Parra a idolatrar el oportunismo del goleador del momento. De deleitarnos con los equipazos de Cadars, Celoria, Tempesta mal que nos pese, a aplaudir y gozar con tres pases seguidos.
¿A dónde nos estamos cayendo? Por qué nos conformamos con llevar mil personas a Allen. Dónde nos vamos a lamentar si ni La Visera nos queda. Y los años de gloria y de reconocimiento del fútbol nacional están perdidos en la lejanía.
Por qué le echamos la culpa de todo a los pocos que le ponen el pecho, a los "dirigentes", si solíamos solucionar los contratiempos y necesidades con agrupaciones multitudinarias de hinchas. Llegamos al extremo hasta de pedirle a los "dirigentes" que nos pongan traffic para viajar.
¿Fútbol era el de antes? ¿Cipo era el de antes? En qué momento la realidad nos hizo festejar un torneo cada 20 años.
Estamos golpeados por La Visera. Humillados por 90 minutos de Copa Argentina. Perdimos con Roca y Ramallo en Allen dos años después de batir el récord histórico de victorias de visitante. Pagamos sueldos en míseras cuotas a los pibes del club, trece años después de traer jugadores de jerarquía de Nacional B.
¿La culpa es de Arriaga? ¿La culpa es de Chelía? ¿La culpa es de Frutos? ¿La táctica, un par de jugadores, todos los jugadores? ¿La gente? O un poquito de cada uno.
Qué hacemos mal aparte de culpar al "otro". Qué no hacemos. Si potencial tenemos. Seguimos siendo el mejor club de la Patagonia y con más gente. Con más gente de la que nosotros suponemos. Si volvemos a La Visera y ganamos dos partidos ahí están todos otra vez. Miles y miles soñamos con sacudir de alegría los alambrados de La Visera.
Ni La Visera nos queda. Lo que nos queda no se compra con plata. Cuando descendimos al Argentino B, en la primera fecha apareció una bandera impecable que resumía: "Nos sobran los motivos". Sí, estamos golpeados y humillados. Pero ser grande no es un rendimiento futbolístico. Nos sobran las ganas, la pasión, la esperanza, los ejemplos, y la certeza de saber que se puede.
Sebastián Sánchez
Noviembre de 2011
Noviembre de 2011
Es Exelente. Cuanta verdad, cuanta pasión...
ResponderEliminar