sábado, 2 de agosto de 2025

Los hinchas de Borges - Cuento de Hernán Casciari


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Yo no leo a Borges, yo soy hincha de Borges. Para ser hincha de Borges, pero hincha en serio, es necesario ir todos los domingos a la cancha. No vale con ser simpatizante; es decir, no vale comprarse tres o cuatro libros de Borges durante toda la vida y ponerlos en el estante. No vale haber leído a Borges.

Para ser hincha incondicional de Borges, por lo menos la poética completa (el libro gordo con todas las poesías) tiene que estar siempre en el baño, arriba de la canasta de la ropa, al lado de la revista del domingo y del diario deportivo del lunes.

Para empezar, hay que saber que Borges dijo todo lo necesario que había para decir en el mundo. Si no tenés bien clarito esto, no podés ser hincha de Borges. Las demás cosas que dijeron —o que escribieron— todos los demás escritores (y los filósofos) pueden estar bien, pueden estar mal, pueden estar muy bien, pero no son tan, tan fundamentales como las cosas que dijo Borges.

Por eso, en cualquier conversación sobre cualquier tema, un hincha en serio no tiene otra opción más que decir cada dos por tres: «¡Boludo, pero eso ya lo dijo Borges!» y poner cara de barrabrava.

Los hinchas de Borges no son intelectuales, les importa un carajo las siguientes palabras: semántica, silogismo, hipertexto, entre línea, epistemología. Un carajo, les importa.

Los hinchas de Borges no compran nunca, ni a punta de pistola, libros que estudian la obra de Borges. Ni tampoco compran libros que chusmean sobre su vida privada. Con excepción del diario íntimo de Bioy Casares. A ese sí hay que comprarlo, para hacer enojar a María Kodama. (Para los hinchas, Borges es Batman y María Kodama es el Guasón).

Lo que sí hacen los hinchas, muy seguido, es juntarse en un departamento a fumar y a leer a Borges en voz alta, pasándose el libro cada tanto para que no se le seque la garganta a nadie.

Se empieza con la poética y se sigue con algún cuento. Después, más o menos a las dos de la mañana, se entremezcla algún ensayo corto para no caer en el fanatismo barato.

Si bien no es conveniente conversar mucho durante esas lecturas, está permitido decir alguna palabra propia.

Por ejemplo, alguien lee: «A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: / la juzgo tan eterna como el agua y el aire». Y entonces alguien puede decir: «¡Qué hijo de una gran puta! ¡Qué genio Borges!».

Las hinchas femeninas de Borges fuman mucho, fuman como escuerzos, y son bastante liberales en lo sexual. Puede invitarse a alguna señorita tímida también, o conservadora, pero entre la medianoche y el alba pasan dos cosas: o se queda dormida (en ese caso hay que despertarla y decirle que lo suyo es Neruda), o entiende de golpe el mundo y empieza a manotear la poronga del que está leyendo.

Hablando de esto: una conversación muy tópica es la que gira sobre la sexualidad de Borges. A un barrabrava serio no le importa si a Borges se le erguía o no se le erguía la chota en la intimidad. No le preocupa en lo más mínimo que su literatura esté exenta de salvajismo sensual.

Los hinchas están en contra de Estela Canto y de todas las mujeres que se han querido hacer famosas a costa de la impotencia del escritor. Si Borges no se las culeaba es porque él no quería.

Pequeños detalles para ser un buen hincha: los libros de Borges no se prestan, se regalan. Está permitido decirle «el ciego» en la intimidad, pero nunca adelante de gente que no sea barrabrava.

No necesariamente hay que obsesionarse con las espadas, ni con los espejos, ni con el color amarillo, ni mucho menos con el idioma alemán. Una cosa es ser fanático y otra cosa es ser un adolescente histérico.

Pero lo más importante, para un hincha, es no hacer alarde de Borges fuera de Argentina. No hay que decirle nunca a un extranjero que Borges es el mejor escritor en castellano de todos los tiempos.

Yo viví un montón de años en España. Y los gallegos se creen que Cervantes es el mejor del mundo. Están convencidos de esa pelotudez. No hay ni un español vivo que haya leído el Quijote entero, pero te dicen lo mismo, en voz alta… y se lo creen.

No hay que decir en España que Borges era el mejor. Porque a los españoles se les atraganta la paella cada vez que descubren que la Eurocopa a veces la ganan ellos…, pero ¿el Mundial…? El Mundial fue y será siempre color celeste y blanco.

hernancasciari.com (2021)

viernes, 1 de agosto de 2025

Borges, el jugador - Texto de Ariel Scher


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Ni un partido. Ni una vez. "Cuando yo era chico la palabra fútbol era desconocida salvo en los colegios ingleses. En cambio, a casi todo el mundo le gustaban las riñas de gallos", le explicó a la periodista uruguaya María Ester Gilio, en la revista Crisis. No jugaba al fútbol Jorge Luis Borges, el celebérrimo escritor argentino que, paradoja de una nación de paradojas, no sólo no se apropió sino que fustigó al juego entre los juegos del país. No jugaba e insistía en por qué no jugaba: "El fútbol es popular porque la estupidez es popular".

Según miles de analistas de decenas de escuelas, la literatura de Borges es universal y cuenta al universo. Casi nada. O casi todo. Todo, pero sin lugar para la pelota porque hay ausencia de fútbol. "Ya la gimnasia interesaba más que la muerte: los chicos ignoraban el visteo por atender al football, rebautizado por desidia vernácula el foba", escribió en La canción del barrio, dentro de Evaristo Carriego (1930), el libro con nombre de otro escritor argentino en el que Borges desgaja, desde su mirada y desde su prosa fascinante, un tiempo argentino. Aquí, la referencia es a 1912, un año de consolidaciones futbolísticas nacional porque, aunque eso no integrara el vastísimo campo de saberes de Borges, la Asociación Argentina de Football (que así se llamaba y debía esperar veintidós años para tornarse en Asociación del Fútbol Argentino o AFA) se afilió a la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA). Sobre las raíces del juego en esta parte del mundo sí esbozaba una erudición propia, como le respondió al periodista Alfredo Serra, en la revista Gente: "Una señora me dijo una vez: 'Pero la gente pobre siempre ha jugado al fútbol en los baldíos'. Estaba equivocada. Cuando yo era chico no se jugaba al fútbol en los baldíos". Y ratificó lo que le había expuesto a Gilio: "Se jugaba a la riña de gallos". Detalle borgeano: la riña de gallos le gustaba más.

Dificilísimo revisar la obra de Borges y detectar más fútbol hasta que otro ejercicio ensayístico, inserto en Otras inquisiciones, resucitó el tema. "Los compadritos de Last Reason emiten metáforas hípicas; el doctor Castro, más versátil en el error, conjuga la radiotelefonía y el football (...) La poesía, la novela y el ensayo lograron allá más de un 'goal' perfecto", sentencia en Las alarmas del doctor Américo Castro, en una aseveración que entra en la historia de su autor menos como apelación al vocablo "goal" que como reconocimiento a la calidad de Máximo Sáenz, Last Reason, periodista y narrador de brillo. Historia de Rosendo Juárez, un texto que apareció en El informe de Brodie (1970), abasteció al breve listado de una mención futbolística más, quizás la más citada de las de Borges: "Aprendí a vistear con los otros, con un palo tiznado. Todavía no nos había ganado el fútbol, que era cosa de los ingleses".

A pesar de semejante distancia, hay un cuento que, de mínima, es un ciencuenta por ciento borgeano y está en el nudo de los lazos entre literatura y fútbol. se trata de Esse est percipi , coescrito con su socio creativo Adolfo Bioy Casares y bajo el apelativo compartido de Honorio Bustos Domecq. Fábula anterior a la televisión y muy anterior a la playstation, plantea que "el último partido real" se disputó el 24 de junio de 1937 y que lo que siguió luego fueron/son puestas de quienes administran las cámaras con imágenes. Entre la literatura fantástica y la metafísica, Borges y Bioy Casares ponen en la escena eso de "Esse est percipi", o sea "Ser es ser percibido", la hipótesis central que le legó al mundo George Berkeley. Coincidencia acaso también metafísica y también de literatura fantástica: en la biografía que le construyen a Bustos Domecq, los autores dicen que nació en Pujato, como si intuyeran que un día parirían allí a Lionel Scaloni. Coincidencia todavía más metafísica y más de literatura fantástica: el 24 de junio de 1937, la fecha del "último partido real", implica pararse justo medio siglo antes del nacimiento de un muchacho llamado Lionel Messi (para todas las otras referencias de lo sucedido los 24 de junio, se sugiere entrarle a Fuegos de junio, el libro que editó el colectivo Lástima a nadie, maestro)

En 1942, el fútbol argentino coronó campeón a River. En su rubro, Borges no pudo ser campeón. A pesar de que en el último día del año anterior se había publicado El jardín de senderos que se bifurcan y que, a la distancia, surge improbable que alguien prefiriera otro libro a ese, el Premio Nacional de Literatura fue para Eduardo Acevedo Díaz. Su obra no estaba dedicada al fútbol ni a nada parecido, pero no podía sonarle simpática a Borges, por lo menos desde el título: Cancha larga.

O sea que lejos o más que lejos de las canchas desde el nacimienrto porteño el 24 de agosto de 1899 hasta la muerte suiza el 14 de junio de 1986 (pleno Mundial campeón de Argentina, a quince días del Diego enarbolando la Copa: ¿para qué aguantar  respirando hasta la vuelta olímpica si el fútbol es una farsa?). "He visto en mi vida como medio partido de fútbol. Una vez fuimos con (Enrique) Amorim a ver un enfrentamiento de selecciones. Jugaban Argentina-Uruguay y yo sentía íntimamente que él –que era uruguayo- deseaba que ganara nuestra selección y a mí me pasaba a la inversa. Tal vez por la amistad y por el respeto por el amigo, que ambos profesábamos", repasó alguna vez, abonando la leyenda de su desinterés con el dato de que el escritor uruguayo y él, en el colmo del desentendimiento, se fueron tras la primera etapa. Antes y después de esa experiencia única, sostuvo un punto de vista innegablemente suyo: "No sé por qué se hizo tan popular ese fútbol inglés. Es raro observar que siendo Inglaterra un país generalmente odiado –aunque yo quiero mucho a Inglaterra- nunca se haya usado ese argumento en su contra, como país generador de deportes puramente físicos. Es que la idea de que alguien pierda o alguien gane me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible".

Tan "horrible" eso del deporte que hasta guarda lógica que en Historia universal de la infamia ( 1935) haya infamias con aroma deportivo, aunque no futbolístico. "El capitán Hernando de Soto, antiguo conquistador del Perú, que distrajo los meses de prisión del Inca Atahualpa, enseñándole el juego de ajedrez", avisa Borges, de entrada, en El atroz redentor Lazarus Morell. Y en El proveedor de iniquidades Monk Eastman introduce el boxeo: "Arribaron a una decisión muy americana: confiar a un match de box la disputa. Kelly era un boxeador habilísimo. El duelo se realizó en un galpón y fue estrafalario. Ciento cuarenta espectadores lo vieron, entre compadres de galera torcida y mujeres de frágil peinado monumental. Duró dos horas y terminó en completa extenuación". Y en la frontera del deporte, llama a la arquería y la esgrima alrededor de otro villano: "Kira Kotsuke no Suke, el odiado maestro de ceremonias, había fortificado su casa y una nube de arqueros y de esgrimistas custodiaba su palanquín".

Si se fuerza la voluntad de ver posibles ligazones con lo deportivo, la esgrima transita en Borges de distintos modos, casi siempre a partir de su condición de perito literario en cuchilleros y en puñaladas. Pero hay más. Ya en Las misas herejes, de Evaristo Carriego, pinta al "guapo antiguo" y rememora que "el comité alquilaba su temibilidad y su esgrima". En El Encuentro, que es parte de El informe de Brodie (1970), Uriarte y Duncan empuñan armas, lo que es asombro: "Pensé que nos habíamos engañado al presuponer que desconocían esa clase de esgrima" en una pelea que no es "un caos de acero" sino "un ajedrez". Y, finalmente, si en su poema El remordimiento, Borges revela que no fue feliz, en los versos de Espadas, que está en El oro de los tigres (1972), comunica que, a diferencia de Lugones, tampoco fue esgrimista: "Dejame, espada, usar contigo el arte;/ Yo, que no he sabido manejarte".

La avanzada sobre los deportes es ancha. En la revista Pájaro de fuego, declaró: "El rugby es más brutal todavía. El cricket, el tenis son más insípidos y tolerables... Pero el fútbol despierta las peores pasiones, despierta sobre todo lo que es peor en estos tiempos, que es el nacionalismo referido al deporte. Porque la gente cree que va a ver un espectáculo, pero no es así. La gente va a ver quién va a ganar. Porque si les  interesara el fútbol, el hecho de ganar o perder sería irrelevante, no importaría el resultado, sino que el partido en sí fuera interesante..." Pese a esa gama de señalamientos, Borges se entrevistó con el entrenador César Luis Menotti, en un duelo de argumentos del que sacó una conclusión:  "Qué raro, ¿no? Un hombre inteligente y se empeña en hablar de fútbol todo el tiempo". Borges y Menotti compartieron, además, títulos de diarios en el mundo por un estremecimiento ni literario ni deportivo. A pesar del histórico sesgo derechista de las opiniones políticas del escritor, en agosto de 1980, Menotti y Borges se calzaron la camiseta del mismo equipo cuando suscribieron una solicitada pionera, avalada por 175 firmantes, en la que se reclamaba la publicación de las listas y el paradero de los miles de desaparecidos que dejaba la acción brutal de una dictadura que, por entonces, pervivía en el poder.

Esa convergencia no movió las posiciones de Borges respecto de la pelota, llevadas a lo máximo en su anuncio legendario de que, en el primer día de junio de 1978, cuando se inaugurara el Mundial en Argentina, él, que en El Aleph (1949) había incluido el cuento El inmortal, daría una conferencia exactamente sobre la inmortalidad."Mientras dure el Campeonato Mundial de Fútbol me iré a cualquier parte donde no se hable de fútbol. El Mundial será una calamidad que por suerte pasará", se empecinó. Habrá pensado Borges que si, para semejante crítica, no bastaba con ser Borges, otras fuentes de la literatura podían respaldarlo, como le expresó, más adelante, al periodista y escritor Roberto Alifano, quien lo conoció largamente: "Se está gastando la plata en hoteles y canchas de fútbol. ¡El fútbol!, Una miseria, una cosa tan frívola... 'Los viles (o plebeyos) jugadores de fútbol', dice Shakespeare en El Rey Lear, y Kipling también habla desdeñosamente de ellos, ¡él, un poeta nacido en Bombay, que creía en el Imperio Británico, no en esas cosas tan miserables y bajas como el fútbol!". Alifano también vio cómo, tras almorzar con Borges en la avenida Corrientes, unos hinchas de fútbol le gritaron desde un camión "Borges, sos más grande que Maradona". A lo que el hombre al que nunca le dieron el Nobel contestó redireccionando el eje hacia ese premio: "Bueno, eso estaría bien si lo gritaran en Estocolmo. Tal vez podría influir en los académicos suecos".

Uno de los escasos consuelos para quienes hubieran gozado de un Borges futbolero lo ofreció el actor estadounidense Viggo Mortensen, cuya infancia en Argentina lo volvió hincha de San Lorenzo. Alimentado de las memorias de su club por los especialistas en la materia, le puso al escritor la camiseta de su equipo:  "Cuando él trabajaba en la biblioteca Miguel Cané, no muy lejos de San Juan y Boedo, e iba a almorzar a un café de la zona, los hinchas de San Lorenzo le insistían continuamente que tenía que hacerse hincha del Ciclón, hasta que, aunque no le interesaba nada el fútbol, finalmente aceptó llamarse 'un cuervo más'. Y hasta se dice que su pijama favorito era azulgrana". De pocas citas de Borges, gozan tanto Mortensen y sus compañeros de identidad en la cancha: "Me aprendí de memoria esa contestación y cuando me preguntaban yo decía que era de San Lorenzo de Almagro".

Faltante el fútbol en lo cotidiano, en los libros de Borges lo que hay es ajedrez. Un paseo veloz por Ficciones (1941, 1944) localiza a Herbert Ashe, el ingeniero de los Ferrocarriles del Sur que  juega al ajedrez "taciturnamente" en Tlôn, Uqbar, Orbis tertius y a la propuesta transformadora del ajedrez que se sugiere y se descarta en Pierre Menard, autor del Quijote: "e) Un artículo técnico sobre la posibilidad de enriquecer el ajedrez eliminando uno de los peones de torre. Menard propone, recomienda, discute y acaba por rechazar esa innovación". Siempre en Ficciones, el ajedrez vuelve en Examen de la obra de Herbert Quain: "Todos creyeron que el encuentro de los dos jugadores ajedrez había sido casual". Y en el despertar de Jaromir Hladík en El milagro secreto, cuando el Tercer Reich entra en Praga, porque "soñó con un largo ajedrez. No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres" y en ese juego "las piezas y el tablero estaban en una torre secreta". Y en El jardín de senderos que se bifurcan, cuando Stephen Albert abre este diálogo:

"-En una adivinanza cuyo tema es el ajedrez, ¿cuál es la única palabra prohibida? Reflexioné un momento y repuse:

-La palabra ajedrez".

Es verdad que, en El Inmortal, se dice que "en un patio de la cárcel de Samarcanda he jugado muchísimo al ajedrez", que en La flor de Colerdige (publicado en Otras Inquisiciones) está escrito ""las piezas de ajedrez con que antes jugaron", que se cuela ajedrez en los poemas Adrogué, Mateo, XXV, 30 y Otro poema de los dones, que en el cuento Guayaquil "dos reyes juegan al ajedrez en lo alto de un cerro" y que en Los cuatro ciclos, cuando Ulises va de vuelta a su Itaca, "hallan perdidas en el césped las piezas de ajedrez con que antes jugaron". Sin embargo, ningún homenaje de Borges al ajedrez se impone a su poema Ajedrez, compuesto por dos sonetos, que reluce en El Hacedor (1960). Así comienza: "En su grave rincón, los jugadores/ rigen las lentas piezas. El tablero/ los demora hasta el alba en su severo/ ámbito en que se odian dos colores". 

Ese Ajedrez vale para los ajedrecistas lo que para los ciclistas implica esta respuesta de Norah, la hermana de Borges, a Rodolfo Braceli: "Viajamos a Ginebra y allí ingresé a la escuela de Bellas Artes. Me agregaron edad para ingresar. Georgie estaba en otra facultad, muchas veces iba en bicicleta a Francia, allí le enseñaban lo que a él le gustaba; tenía que atravesar un puente o la frontera. Iba en bicicleta ¡y él apenas veía! Ya tenía problemas Georgie, pero para no entristecer a mi madre él no se lo decía. Entonces madre lo dejaba ir en bicicleta".

Y vale lo mismo que para los nadadores que leen a Borges este otro segmento de ese reportaje:

"-A Georgie también le gustaba mucho nadar. A nadar aprendió porque lloraba mucho.

-Explíqueme un poquito.

-Cuando estábamos en Ginebra lloraba, estaba triste o neurasténico. El médico dijo que necesitaba mar y entonces fuimos a Lugano. En un botecito salíamos, nos bajábamos a veces y nadábamos como los perros. Georgie no nadaba abajo del agua, de espalda hacía la plancha y murmuraba poemas. Mi madre nos miraba desde el balcón".

¿Habrá prefigurado ahí, en el agua, sus meditaciones sobre las meditaciones de otros en torno del remo y de la muerte que viajan en La metáfora, uno de los textos de Historia de la eternidad (1936)? ¿O habrá preferido imaginar, mientras murmuraba poemas, a Juan Manuel de Rosas en su bote, en "esa navegación tan frugal" que flota en Palermo de Buenos Aires, en las páginas de Evaristo Carriego? No hay respuestas, pero lo cierto es que nadaba.

Nadador de infancia y nunca futbolista, lo que, de ninguna manera, funcionó como obstáculo para que gente que ama al fútbol amara, a la vez, los libros de Borges. Le ocurrió al maestro Juan Sasturain, al cabo heredero de Borges como director de la Biblioteca Nacional, quien, durante una tarde de 2007, percibió que Messi acababa de convertirle al Getafe un gol gemelo al de Maradona a los ingleses en 1986. Se acordó de inmeadiato de Pierre Menard, ese tipo borgeano que quiere reescribir la mayor obra de Miguel de Cervantes, y anudó un texto que se denomina Lionel Messi, autor del Quijote. Le aconteció, además, a Braceli, quien, frustrado porque en cada una de sus charlas mágicas con Borges se topó con una negativa a concederle una oportunidad al fútbol, maquinó un cuento en el que el escritor y su mamá, Leonor, viajan a Avellaneda para palpitar en la popular un Racing-Independiente. 

Y ni vacila en disfrutar a Borges el ex futbolista Santiago Solari, que empujó a la pelota con talento en canchas de todo el planeta y que luego se dedicó a escribir y a entrenar. Y a leer: "Me gusta el Borges de La Biblioteca de Babel, donde el universo esta hecho de palabras y todos los libros tienen su contrario. Me gusta que nos cuestione si nuestra vida pertenece al genero real o al fantástico (el fútbol definitivamente pertenece al genero fantástico, ya que si no no reflejaría tan bien la realidad) y que tal vez porque la vida es fantástica es que nos conmueve tanto la literatura fantástica. Me gusta Borges porque decía que la filosofía era una rama de la literatura fantástica, aunque todos sepamos que la filosofía es una rama del fútbol". 

Gran jugada de Solari. No hay seguridad, pero, en una de esas, si Borges lo leía, terminaba tomándole el gusto al fútbol.

Relatorxs (2023).

jueves, 31 de julio de 2025

Qué Grande! Borges y el fútbol

Grandes escritores intentan convencer a Borges sobre la relevante filosofía de vida que demuestra el fútbol, deporte que Jorge Luis detestaba. Emitido en vivo el jueves 31 de agosto de 2024 en Radio Comunitaria Quimunche, Las Perlas, Río Negro.

Ver o escuchar en YouTube

Lecturas
  • Borges, el jugador (de Ariel Scher)
  • Los hinchas de Borges (de Hernán Casciari)
  • Jorge Luis (de Lalo Brodi)
  • Lionel Messi, autor del Quijote (de Juan Sasturain)
Micro "Cuando los pájaros golpean el vidrio"
  • Poema de Macky Corvalán.

jueves, 24 de julio de 2025

Qué Grande! Ep. 75: Lalo Brodi

Literatura que desnuda el amor. Amor que lleva a miles de personas a poblar rutas para seguir a un equipo. Amor que hace crecer a un club, a una ciudad, y convierten sueños en realidad. Cuentos y relatos de Lalo Brodi que explican lo inexplicable, de su libro Cipo, la razón de su grandeza. Emitido en vivo el jueves 24 de julio de 2024 en Radio Comunitaria Quimunche, Las Perlas, Río Negro.

Ver o escuchar en YouTube

Lecturas
  • Cipo, el grande
  • Hinchada... hinchada...
  • La leyenda de La Visera
Micro "Cuando los pájaros golpean el vidrio"
  • Poema de Maite Aranzábal

miércoles, 23 de julio de 2025

Si te da paz, te está dando todo - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Abrís Instagram, Facebook, Tik Tok, y todos los días ves gente su- friendo por desamor... 

Gente cansada, harta, podrida de una relación tóxica, de dar explicaciones todo el tiempo, de tener que pagar platos que no rompió, de aguantar facturas ajenas una detrás de la otra...

Parejas que hacía años estaban juntas, de golpe se separan porque a alguno de los dos se le voló la cabeza con los celos, la inseguridad, el "qué dirán"... 

Parejas que se desgastaron por el paso de| tiempo, por la rutina, por la costumbre, por la falta de detalles... 

Pero vos tenés al lado a alguien que te da paz. 

¿Sos consciente de lo que tenés? ¡Tenés oro en las manos!

¿Qué más se le puede pedir a alguien que te da paz? ¡YA TE ESTÁ DANDO TODO! 

El resto se charla, el resto se ve, el resto es gilada... 

Hoy, que todo el mundo anda buscando a quién culpar por sus propias fallas... 

Hoy, que todo el mundo prefiere no hacerse cargo de sus cagadas y sale al mundo a prender fuego a todo...

Hoy, que ves que conseguir sexo es facilísimo, y encontrar amor cada vez más difícil... ¡VALORÁ A QUIEN TE DA PAZ! 

Pensá en lo lindo que es llegar a casa después de un día larguísimo, y en vez de que te reciban con cara de culo, con ganas de pelear por alguna pavada, te reciben con un beso, un abrazo y un "¿cómo fue tu día?"

Pensá que salis con tu gente a tomar algo, a una fiesta, a una juntada, a un cumpleaños, y en lugar de recibir un mensaje que diga "¿a qué hora vas a volver?", te llegue un "¡que te diviertas!".

Pensá que estás en algún lado con un grupo de personas del trabajo, se hizo tarde, se pasó el tiempo y empiezan a sonar los celulares de todos, las caras se ponen raras, los gestos van pasando de tranquilidad a preocupación, todo el mundo empieza a dar "explicaciones" (que no van a servir de nada porque del otro lado no las van a aceptar), y vos ahí, tranqui, recibiendo un "bueno, relajá, yo te espero para cenar".

Eso es la paz, es uno de los dos regalos más lindos que te puede dar una persona; el otro es su tiempo.

#DamePazQueGuerrasMeSobran

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaVII (2024).

martes, 22 de julio de 2025

Si te ama no te miente - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

La mentira es una decisión, no un accidente.

La persona que te miente, SIEMPRE tiene la opción de decirte la verdad, pero ELIGE no hacerlo.

No importa si lo hizo por miedo a que te enojes, a que reacciones mal, a que te alteres, para no generar una discusión, o simplemente porque pensó que la verdad te iba a doler...

LA PERSONA QUE TE MIENTE TE ESTÁ FALTANDO EL RESPETO.

Te subestima, te insulta la inteligencia, te minimiza, te rebaja, te considera inferior y seamos honestos...

¿Qué clase de relación puede ser sólida si no hay confianza?

¿Qué clase de confianza se puede tener en alguien que, pudiendo decirte la verdad, elige mentirte y mirarte a la cara como si fueras un idiota? 

"No me di cuenta..."

"Fue sin querer..."

"Es una mentirita piadosa..." 

Esas son algunas de las excusas que pone la persona a quien le importan un carajo tus sentimientos; encima, cuando le mostrás que su mentira te dolió, te remata con un "¡no es para taaaaaanto!", minimizando aun más tu dolor. 

Construir una relación con alguien que te miente es totalmente IM-PO-SI-BLE. 

Porque incluso cuando te diga la verdad, te va a sonar a mentira.

Permitir una relación a base de engaños, es construir una casa sobre la arena, es dibujar sobre el agua. 

Tarde o temprano sabés que ante la primera tormenta, todo lo que lograron se cae en un solo segundo. 

Una persona que te ama NO TE MIENTE. 

No te deja en el pecho esa sensación de sospecha permanente.

No te genera esa duda constante de no saber si habla de corazón o para zafar del reclamo. 

No te expone delante de tu gente y de la suya, haciéndote ver vulnerable. 

La persona que miente no tiene la capacidad de amar a nadie más que a sí misma... 

Tapa una mentira con otra, al punto que termina creyéndose su propio invento.

Si te ama, te va a decir SIEMPRE la verdad, por más dolorosa que sea.

Si te ama, JAMÁS va a poner en peligro el amor que se tienen por algo tan estúpido como una mentira.

Si te ama, te acaricia con una verdad, no te golpea con una mentira.

Si te ama, no te miente.

#LaVerdadAVecesDuele-PerolaMentiraSiempreMata

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaVII (2024).

lunes, 21 de julio de 2025

Mejorar es un acto de amor - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Te jura y perjura que te ama, que haría lo que fuera por verte feliz, para que siempre quieras estar ahí, a su lado.

Sin embargo, apenas le marcás algo que no te gusta en su actitud, en su trato, en su manera de actuar, que te lastima o te duele, te responde: "Y bueno, yo soy así" (¿¿¿???).

¿Qué significa eso? ¿Cómo se tiene que interpretar?

¿Significa que no va a hacer nada para cambiar, mejorar, modificar algo que le decís que te lastima?

¿Significa que te ama, pero con la condición de que no te quejes si algo te hace mal?

¿Significa que tenés que aceptar las cosas como vienen, sin derecho a reclamar por lo que no te hace bien, lo que no te parece justo?

En un "Y bueno, yo soy así", no hay amor...

En una frase así está bien clarito un "Aceptáme como soy, sin quejarte de nada o me voy".

Andá nomas...

No aceptes al lado tuyo a una persona que no sea coherente entre lo que dice y lo que hace.

No aceptes al lado tuyo a una persona que no está dispuesta a modificar algo que no suma en la relación.

Vos también tenés tus formas, tus maneras, tu personalidad. Pero si algo de lo que decís o hacés lastima a quien jurás amar con el corazón, vas a tratar de mejorarlo para no hacerle mal, y no esperes menos de lo que das.

Mejorar no es debilidad, no es dejar de ser quien sos, no es transformarte en otra persona, no es perder tu esencia, tu forma de ser...

Mejorar no es rendirse ante la voluntad de nadie o cambiar para que te acepten...

Mejorar no es olvidarse de dónde venís, sólo por haber encontrado a alguien con quien sabés a dónde querés ir...

Mejorar es madurar, es entender que no es justo para nadie tener que callarse lo que le duele, que no hay amor en el miedo de no poder ser uno, porque el otro se va...

Mejorar es un acto de amor.

#MejorarPorAlguienEsUnActoDeAmorPropio

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaVI (2023).

domingo, 20 de julio de 2025

La persona correcta en el momento equivocado - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

¿Cuántas veces habrás sentido que era ahí? Que era esa persona todo que le habías pedido a la vida, al destino, incluso a la misma suerte...

Sin embargo SIEMPRE pasaba algo que los alejaba, cosas suyas, cosas tuyas, o a veces cosas de los dos que hacían que ese vinculo que tenían se rompiera o se desvaneciera con el tiempo y te dejaba otra vez ese vacío en el pecho.

Cuántas veces te habrás preguntado: "¿Cómo puede ser que no estemos juntos, amándonos tanto?".

¿Cuántas noches te llevó aceptar que a veces el amor no alcanza? Porque creeme... A veces el amor no alcanza.

Y enseguida aparece ese pensamiento que te consuela por unos minutos, aunque por dentro te invada ese "gustito a poco".

Otra vez aparece en tu oído ese susurro que no te queda muy claro de dónde viene, pero que muy despacito te grita: "¡Era la persona correcta... en el momento equivocado!".

NO ES CIERTO, no existe "la persona correcta en el momento equivocado", CADA PERSONA que entra en tu vida... ¡ES LA PERSONA CORRECTA PARA ESA ETAPA DE TU VIDA!

No importa si esa persona te hace daño, si te falta el respeto, si te manipula, si rompe un pacto que tenían entre los dos, si te falla, si termina siendo lo contrario de lo que te hizo creer que era...

Aún así, fue la persona correcta en esa etapa de tu vida.

A veces ese tipo de personas, aunque creas que te están rompiendo en mil pedazos, terminan haciéndote un favor... ¿Por qué? Porque a veces hasta que alguien no nos lleva a un límite, por diferentes motivos nosotros no somos capaces de gritar: ¡¡¡BASTA!!!

Hay que comprender que hasta de la situación más negativa se puede sacar algo positivo, y eso es lo que debemos hacer cuando alguien tóxico llega a nuestras vidas.

Entender que cuando ese vínculo termina, damos el primer paso hacia el amor propio, el cual quizás es el más difícil de todos...

Decir: "NO QUIERO ESTO PARA MÍ".

#NoSoportesLoQueNoMereces

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaVI (2023).

sábado, 19 de julio de 2025

Primero mi ex, segundo... Francia - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Me llamo Laura, soy de Lomas de Zamora, zona sur de la provincia de Buenos Aires.

Esto pasó el 18 de diciembre de 2022, el día que Argentina salió campeona. Por cábala, mi novio veía el partido en su casa con sus amigos (ya habían visto todo el mundial así y no querían cortar la racha), yo estaba con mis amigas en la casa de una que recién volvía de sus vacaciones y nos pareció piola la idea de juntarnos con la excusa de la final.

Termina el partido y mientras todas estábamos a los gritos y a los saltos de la felicidad, me suena el teléfono... era él enviándome este mensaje: "Amor me voy para e obelisco con los pibes. ¡¡¡SOMOS CAMPEONES!!! ¿Qué onda vos?".

Como una idiota, yo feliz por él y sin querer interrumpir su festejo, le contesté: "¡FELIZ POR VOS MI VIDA! Yo nada, me quedo acá con las chicas. Cuidate que va a ser un quilombo de gente. Te amo. Cuando vuelvas te espero en casa y seguimos festejando".

Hasta acá todo normal, nada preocupante, jamás me jodió que salga con sus amigos ni a él que yo salga con las mías. Siempre tuvimos esa libertad, ese respeto por el espacio personal. El problema fue exactamente dos horas después.

Me voy a la cocina a preparar algo para comer y las chicas se quedaron en el living viendo los festejos por el canal de noticias más conocido del país. De golpe mis amigas pegan un grito y siento el ruido de un vaso que se rompe contra el piso.

"¿QUE PASÓ?" grité asustada desde la cocina. Voy para el living y cuando llego mis amigas me dicen "¡BOLUDA NO VEAS LA TELE, NO VEAS LA TELE, POR FAVOR!". Por sus caras me di cuenta que no era una broma, las corrí y lo que vi me dejó muda. El pelotudo de mi novio, totalmente en pedo, a los besos con su ex detrás de un pibe que estaba dando una nota en vivo para ese canal

Lo llamé al toque, me atendió y, como si nada me dijo: "Hola amor, ¿qué pasó?". Al saber que me estaba mintiendo le seguí el juego y le contesté: "Nada cielo, quería saber cómo estabas. ¿Todo bien? ¿Mucho quilombo por ahí?".

El muy caradura me contesta: "Sí gordita, todo bien. Ya en un toque vamos para casa con los chicos porque esto se va a picar y la verdad, con la ansiedad del partido, anoche no dormí casi nada, así que me voy a dormir temprano". "Ok cielo, cuidate, mañana hablamos. Igual avisame cuando llegues" le contesté, pero no lo iba a dejar así, así que les pregunté a las chicas qué mierda hacer porque me invadía la rabia y lo que hicimos, fue lo siguiente...

Fuimos en el auto de mi amiga hasta la puerta de la casa de él, cabe aclarar que él no conocía el auto de mi amiga porque se lo había comprado antes de salir de vacaciones. Lo esperamos casi cuatro horas y cuando ya nos estábamos por ir, porque estábamos cansadas, como si nada el señor dobla la esquina de la mano de su ex...

Nos bajamos del auto... o me animo a repetir las barbaridades que de la bronca le grité, pero lo más gracioso -o triste- fue que la ex me dice: "Pero ¿cómo? ¿Ustedes no se habían separado hace un mes?"

En conclusión: mi novio tenía otro Instagram donde subía fotos de él solo, sin mí, y durante un mes estuvo saliendo con las dos.

Hoy creo que esa herida ya sanó, que lo superé, pero a veces me cuelgo a ver sus redes porque las tiene públicas, y no digo que lo extraño, porque ya no, pero me hubiera gustado que no fuera tan gil, porque yo, de verdad, estaba enamorada.

Devolución

Me gustaría comenzar haciendo una pregunta: ¿Se puede caminar hacia adelante mirando para atrás? En mi experiencia no, seguramente tropecemos y caigamos...

Por eso hay que tener en claro algo, si todavía revisás sus redes, por el motivo que sea, dejame decirte que creo que no soltaste aun, que esa herida sigue abierta, y no está mal.

Cada persona sana a su tiempo, todos tenemos tiempos diferentes, pero quizás es necesario que te des un tiempo para entender que dos personas no caben en un mismo espacio físico, así que hasta que no logres sacar a tu ex de tu corazón, no va a haber lugar para que llegue una persona con ganas de hacer las cosas bien.

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaV (2023).

viernes, 18 de julio de 2025

En el nombre del padre - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Me llamo Juan y no sé cómo me animo a contar mi historia, pero ahí va...

16 de julio de 2020, en plena pandemia le propuse matrimonio a mi novia y ella aceptó al toque. Celebramos con una noche romántica en casa porque, obviamente, no se podía salir. Tiré pétalos de rosas por todos lados, compré velitas y todas las pelotudeces que se te ocurran.

Después de ocho años de novios tuvimos algunos altibajos, como todo el mundo, pero se puede decir que siempre supimos salir. Los dos somos de la provincia de Salta, pero no voy a decir exactamente de dónde porque el chisme volaria demasiado rápido.

12 de noviembre de 2021, llegó el día tan esperado. Todo estaba arreglado, el ocho nos casamos por civil, pero la familia estaba ansiosa por la iglesia, ya que todos somos muy creyentes. El salón, los invitados, la luna de miel en Aruba, todo estaba listo...

Lo recuerdo como si hubiese sido anoche...

Ella perdió a su papá cuando era chica, a su mamá ya más de grande, y no tenía quién la acompañe, así que mi papá se ofreció para llevarla al altar.

Mis amigos, sus amigas, las familias de ambos -tíos, primos, sobrinos y sobrinas-,mi vieja y mi viejo, sobre todo, fueron testigos de la mujer en un vestido de novia más linda del mundo. Se abrió la puerta de la iglesia y fue como ver entrar a un ángel, lo juro por mis ojos. Lo que jamás llegué a imaginar, a pesar de que me habían contado que existían, era que esa noche, en mi propio casamiento, yo iba a conocer a un ángel negro.

Ella y mi viejo empezaron a caminar del brazo, a paso lento hacia el altar, y yo como un boludo lloraba de emoción; se me hacía eterna la caminata, todo pasaba como en cámara lenta... A dos pasos de llegar al altar ella no me miraba -yo sí, y mucho- pero creí que, al igual que yo, tal vez estaba sobrepasada por la emoción. Pero estaba equivocado, no fue eso lo que le hacia mirar hacia abajo.

De repente levantó la mirada, me miró fijo a los ojos y me gritó ¡¡¡PERDÓN!!! Le agarró la cara a mi viejo y le comió la boca; mi viejo la agarró de ambos lados de la cara como si fueran dos adolescentes y, como en una película de Hollywood, se fueron corriendo a los pedos. (Hacía siete meses que me estaban cagando a escondidas.)

Nadie atinó a hacer nada... La miré a mi vieja que se desmayó, mis tías socorriéndola, mis amigos, sus amigas, las dos familias enteras enmudecidas, todos queríamos que fuera una joda, un mal sueño, una pesadilla.

Al igual que todos nosotros, el cura no entendía un carajo, pero sin embargo tuvo la lucidez de decirme estas palabras, que no me voy a olvidar en mi perra vida: "A veces los peores demonios son los que se disfrazan de ángeles".

Hoy no creo en nadie, sé que esta mal, pero, ¿cómo hago para creer en el amor si todavía estoy pagando las cuotas de la fiesta? ¿Cómo hago para creer en el amor, si en el Instagram de un conocido veo a mi viejo con la que iba a ser mi mujer, subiendo fotos en Aruba, donde iba a pasar mi supuesta luna de miel...?

Mi mamá falleció de tristeza el año pasado, nunca superó la depresión. Yo todavía sigo sin caer. Ojalá algún día caiga, pero para mí el amor ya no existe.

Devolución

Juan, porque te hayas pinchado con una espina no es razón para odiar todas las rosas.

Existen personas viaje y personas destino, la última solo llega una vez que conociste suficiente a las primeras.

Aunque duela, aunque cueste, pensá que sirvió para algo, como, por ejemplo, para entender que hay personas que, aunque lo parezcan, no merecen lo que tenemos para dar.

Curate, tomate tiempo que necesites para sanar; pero no te conviertas en lo que te hicieron. Si amaste, si diste sin medirte y te fallaron, se cambia la persona, no la manera de dar...

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaV (2023).

jueves, 17 de julio de 2025

Nunca es dónde, siempre es con quién - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Ahí, adonde puedas ser vos...

Donde tengas la tranquilidad de decir lo que sentis sin que te acusen....

Donde te cuiden y no sea chamuyo...

Ahí, quedate...

Ahí, donde revisen tu alma y no tu celular para ver qué es lo que te gusta...

Donde te entiendan sin que te tengas que explicar...

Donde no te digan que mentís solo para tapar que en realidad te están mintiendo...

Ahí, quedate...

Ahí, donde no te llenen de inseguridad y te saquen las ganas de mirar para adelante sin pendejadas...

Donde no haya mentiras que lo caguen todo, donde no te subestimen y te tomen de idiota...

Donde no te hagan pagar platos que no rompiste.

Ahí, quedate...

Y cuando digo ahí, me refiero a un pecho, a una persona, a un corazón, no a un lugar...

Porque no importa si es una plaza con mate en mano o el más lujoso bar del mundo pidiendo champagne...

Cuando es la persona correcta...

Sos feliz en cualquier lado.

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaIV (2022).

miércoles, 16 de julio de 2025

Cuando se pierda la conexión, mejor andate - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

No te quedes donde ya no conectás...

Donde sientas que ya no te prestan atención...

Donde tengas que explicarte todo el tiempo...

No te quedes donde las caricias ya no excitan...

Donde ya no toleran que tengas errores como todo el mundo...

Donde ya no hay una mirada cómplice...

No te quedes donde ya no sonreís...

Donde no ves futuro...

El precio de quedarte y conformarte con menos es altísimo...

Muere un amor, pero mueren dos almas...

No hay nada más triste que alguien se quede al lado tuyo solo por costumbre...

Cuando se pierde la conexión, mejor andate..

Porque vas a vivir de malhumor, porque nada te va a caer bien, porque vas a vivir a la defensiva, porque todo Va a ser para discusión...

Y ninguno de los dos lo merece...

Relajá, ya vas a encontrar con quien conectar; el mundo está lleno de gente con el corazón en modo wifi con ganas de compartir...

Pero ojo, también hay mucha gente que aun sin haberse hisopado, dio positivo en pelotuda...

Aprendé a diferenciarlas...

#ConectarEsMagia

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaIV (2022).

martes, 15 de julio de 2025

El chamuyo del hilo rojo (El negocio detrás del amor) - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Cuenta la leyenda que un hilo rojo invisible está atado a tu dedo meñique y que la otra punta está atada al meñique de quien supuestamente es tu persona ideal...

Ya arrancamos como el culo... si es invisible, ¿cómo saben que es rojo?....

¿Por qué nos meten esa mierda del amor ideal en la cabeza desde que nacemos?...

¿Por qué no filman películas y se escriben canciones de amores reales?... La respuesta es simple...

"PORQUE NO VENDE"...

Te hacen creer que sos una princesa que necesita ser salvada andá a saber de qué o quién...

Te hacen creer que estás incompleto si no tenés una mujer al lado...

Te venden el 14 de febrero (San Calentín), la semana de la dulzura, los discos de Ricardito Arjona, te meten hasta en la sopa al bigotudo de Camilo (que ya sabemos todos que sí tiene pa' darte unos cuantos pesos).

Y vos comprás...

Y vos, como no es de cuentos, creés que no es amor...

Creés que es poco.

Dejame decirte algo...

El único hilo rojo que existe es el de los paquetes de galletitas ¡¡¡y no sirve para un carajo!!!... 

Venimos al mundo enteros, no somos ni medias naranjas, ni soquetes verdes, ¡ja!... 

Nos salvamos nosotros mismos de nuestros propios mambos. E| amor ideal es verso... 

La posta es el amor REAL...

Ese que mide la distancia en ganas, no en kilómetros y te va a ver igual aunque tenga poca nafta o la sube en negativo...

Ese que está en los detalles, en lo chiquito, que te presta atención, que te banca en las malas, que no te suelta la mano y te ayuda a ser mejor persona... 

El amor real no es DISNEY, no hay que esperar que muera Mufasa, o la mamá de Bambi, o la viejita de Up, para que suene el pianito y recién después de la tragedia aparezca la felicidad...

El amor real se construye todos los días, ladrillo a ladrillo, con paciencia, con gestos pequeños, sin pianitos de fondo... }

Basta de Arjona, por culpa de él (entre otros), las mujeres se enamoran del pelotudo que las maltrata, sino explicame cómo te podés enamorar de un tipo que te hace creer que es romántico decirte "Tu reputación son las primeras seis letras de esa palabra". 

Te está diciendo que sos "REPUTA" Mabel, y vos ahí con toda la humedad en la empanada... 

Dejá de comprar humo y hacé que el amor sea lo que vos creés, y no lo que te venden... 

#EAmorNoEsDisney

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaIII (2021).

lunes, 14 de julio de 2025

Una mujer así no la encontrás en todos lados, no te calles nada… - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Si no hay nada en el mundo que te agite más el corazón que verla sonreír, ¿por qué carajo te callás?...

¿Sabés lo lindo que es para ella sentir que es importante para vos?

¡No te calles nada! 

Si te mata de amor cuando la ves dormir al lado tuyo, apenas abra los ojos, decíselo,

Imaginate lo que es despertar y que te hagan sentir especial antes del "¡Buen día!" y del café calentito... ¡una locura!

Si te dan ganas de comértela a besos cuando discuten, cuando se enoja, cuando a veces ni ella sabe por qué, pero tiene un mal día, ¿por qué no lo hacés? ¿Por qué te callás y dejás que piense que te importa un carajo lo que le pasa?

No te calles nada...

Después te preguntás "¿Pir qui mi dijí?" (¿Por qué me dejó?, por si no entendiste). Por pelotudo Raúl, por callarte, por no decirle lo que despierta en vos, por no contarle lo que te hace sentir, por no decirle lo que te pasa por la cabeza cada vez que la tenés cerca, por no quedar expuesto y creer que sos un denso si le contás que la extrañás cuando no está al lado tuyo... 

Ella necesita escucharlo, ella necesita saber que la elegís todos los días, que te gusta, que te excita, que no la cambiarias por una más facil|, que no te vas a borrar en las malas...

Ella necesita, igual que vos, sentirse amada, protegida, confiada de que puede aparecer cualquier tormenta en el cielo pero la van a pasar juntos y, al final, cuando la tormenta se haya ido, lo único que importe es que vos tengas lista la lonita para tirarse en el pasto a mirar otra vez las estrellas...

Decile lo que sentís cuando está, o bancate llorarla cuando se haya ido y ya nada de lo que le digas la haga volver...

Porque la mujer no hace ruido cuando se va, lo hace mucho antes y se decide a cruzar la puerta cuando se cansa de que no la escuches...

#MenosMiedoMasAmor

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaIII (2021).

domingo, 13 de julio de 2025

Cuando dije "todo vuelve", no era para que vuelvas vos - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

¿Qué querés? ¿Qué más querés?

¡Si no te podés llevar más nada!

Todo lo que había te lo di y te importó un carajo...

¿A qué venís? ¿A darme la última patada en la cabeza ahora que me ves en el piso? ¿En serio?...

Te amé. ¡Uff! ni vos sabés cuánto te amé, pero es pasado. Di lo que había que dar y más también, pero ya está. Hasta acá llega mi amor. 

¡Primero estoy yo! 

No me vengas con que entendiste, con que cambiaste, con que todo va a estar bien. ¡Porque no está un carajo todo bien! A vos te cayó la ficha de que me perdiste y te querés matar, es eso lo que pasa. 

Ahora que no tenés lo que tenías y perdiste por tu culpa, lo querés de vuelta... 

Lo siento Pipi, a mí no me vas a volver a tener.

Acá no hay más nada para vos, lo lamento...

Yo ya aprendí mucho del dolor que pasé, ahora te toca a vos.

Do besito (sí, así, sin S). 

#TodoVuelveMenosYo

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaII (2020).

sábado, 12 de julio de 2025

A medias no... - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Abrazame como nunca o soltame para siempre, pero a medias no... 

Amame con el alma o ni te acuerdes de mí... 

Jugátela conmigo o dejame en paz para jugármela con alguien más, pero a medias no... 

A medias me huele a gris, a la zona donde viven los que tienen miedo y no se animan a decir la verdad... Yo me animo y voy por todo... O nada. 

Escribamos una historia juntos o dejame cambiar la página...

Poné el corazón en la mano o dejame tener a mano otro corazón, pero a medias no... 

El "a medias" es de cagones, de pechos tibios y sangre helada. Mi sangre hierve o no siente nada. ¡Conmigo no! 

Vení por todo o volvete con nada, pero a medias... ¡a medias NO!

#LasMediasSonParaLosPies

Libro: #BastaDeAmoresDeMierdaII (2020).

viernes, 11 de julio de 2025

Hablame - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Hablame, no me des likes, hablame que estoy roto pero todavía creo.

Hablame, cerrá los ojos, juntá coraje y si aún así no te animás, tomate unas birras y hablame cuando se te suba la espumita...

Hablame que soy más simple de lo que vos pensás, hablame que hace rato no le sonrío a la pantalla del celular (salvo que sea un meme).

Hablame que es mejor arrepentirse de hacerlo que de quedarse con las ganas.

Hablame, invitame esa birra, yo te invito las que sigan. 

Hablame que estoy rodeado de gente y me siento más solo que vos.

Hablame que la cama me queda gigante los domingos a la hora de la siesta mirando los Simpsons.

Hablame que no importa que tengamos gustos diferentes. Si vos me bancás unas cumbias y unos temas de Sabina, yo te banco lo que escuches vos... techno, rock, ¿cuál es el drama?

Hablame que no conozco muchos lugares salvo los que me gustan a mí y siempre es lindo conocer algunos nuevos. Llevame, yo voy contento si voy con vos al lado mío, porque no es dónde, es con quién. Me da igual comer sushi en Palermo o una bondiola en Costanera, el vino mas caro en Recoleta o un fernet en una plaza, importa estar con vos.

Hablame que no tengo filtro, que no te voy a mentir, porque se que duele... mucho.

Hablame que me encantan las series, pero abrazado a alguien tienen otro gustito.

Hablame que me sobra tiempo para contarte los lunares de la espalda mientras mirás esas pelis de amor en el sillón...

Hablame que me quiero reír y embobarme viéndote reír a vos...

Hablame, dale.

Hablame que volar esta buenísimo, pero es mejor saber donde esta el nido.

Hablame que no soy perfecto, pero el desastre que soy te lo regalo entero.

Hablame, ¿cuál es el problema que no tengas tattoos ? Te los regalos yo...

Hablame que es más lindo correr de a dos cuando quiera dejar de fumar.

Hablame, dale...

Hablame que, si me suena el celu y lo atendés vos, me voy a reír cuando le digas a quien llama "Gonza se esta bañando, ¿vos quién sos?". Y no te lo voy a esconder.

Hablame que, si te ponés un vestidito o una pollera corta para salir a la calle, te voy a hacer bailar conmigo para que todos te vean, no te voy a pedir JAMÁS que te tapes.

Hablame que los findes largos me pinta pasarte a buscar y salir por la ruta sin saber adónde.

Hablame, dale...

Hablame que me encantaría que rompas el silencio de mi casa cantando en la ducha. Que la almohada no me ceba mates en la cama y no me despierta con un "buen día, mi amor...".

Hablame que ya probé con quién estar y aprendí que hay que buscar con quién ser.

Hablame que tengo un montón de canciones escritas sin dedicar, hablame que se me oxida el piano.

Hablame que, si al mundo hoy le falta amor,  es porque la gente se calla y no se la juega.

Hablame, que amores de mierda sobran y, si sentís que el tuyo me va a hacer bien, ¿por qué no probar?{

Hablame, vení a buscarme al laburo y chapame violento en la puerta, amaría que marques territorio.

Hablame que no importa donde vivas, viajo a verte con la cara de boludo más feliz del mundo si no me lastimás.

Hablame que dormir solo es un garrón esas noches que  no querés saber más nada que no sea un abrazo fuerte que te junte los pedacitos rotos.

Hablame, no tengas miedo, yo tengo más miedo que vos...

Hablame y dejá de suponer que me hablan muchas, NADIE se anima a lo real.

Hablame que, si sos piola, me voy a enamorar igual de tu cara de orto.

Hablame que dos rotos pueden contra todo y aunque no volvamos a estar enteros otra vez, al menos nadie nos va a romper más de lo que estamos... ya no.

#HablameQueTeEsperéTodaUnaVida

Libro: #BastaDeAmoresDeMierda (2019)

LA PAJA que da conocer a alguien - Gonzalo "Pela" Romero


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Lo mismo de siempre.. Mensajito que va y viene, ping pong de preguntas chotísimas: ¿qué música te gusta?, ¿y de qué cuadro sos?, ¿cuál es tu comida favorita?, el famoso ¿de qué signo sos? Como si no hubiese pregunta más pelotuda, como si no diera lo mismo decir aries, tauro o sagitario, si total te quiere entrar como policía en allanamiento igual... 

Te recontra pudrió que, aunque conozcas a personas distintas, en el fondo sean todas iguales, o que flashee amor porque le diste un beso, o te cele, o te histeriquee y enseguida muestre la hilacha... 

TE ABURRE, no digas que no 

Y otra vez pensas "Ya fue, me voy a morir en la soltería, todos re de novios y yo sigo acumulando mascotas". ¿Cómo carajo hacen? ¿Cómo puede ser que a mí me cueste tanto? "No salgo nunca más, ya fue. Me quedo en casa en pantuflas viendo Netflix". "¿Soy yo?". "¿Qué carajo estoy haciendo mal?" ¿Y sabes qué? ¡SÍ...SOS VOS!

Sos vos, que no tenés ganas de caretear nada, que te importa un carajo quedar bien con los demás..

Ya no te bancás o común, ¡VAS POR ALGO MÁS! Y sí, la vas a poner de vez en cuando porque el cuerpo pide, pero al corazón no vas a dejar entrar a cualquiera.

Sos vos, que te cansaste de esa gente que de golpe "tiene onda con vos" y mágicamente de un día para el otro no hablan más.

Sos vos, que te cansaste del "Dale, nos vemos" y NUNCA se ven.

Sos vos, que te hartaste de esa inseguridad de no saber si cuando te levantás te va a seguir queriendo o si le seguís gustando.

Sos vos, que te recontra cagás en la fotito perfecta para publicar, querés no tener tiempo ni de tocar el teléfono, querés alguien especial...como vos.

Sos vos, que te hartaste del chamullo barato, de los versos que lastiman al pedo.

Sos vos, que preferís sonar cruel pero no ilusionar a nadie como hicieron con vos, porque son todos frontales pero les decís la verdad y se ofenden, ¿viste?

No dejaste de creer, no te mientas, pero ya tenés experiencia y olfateás la gilada a kilómetros. No te cagan más.

Hoy te parece más interesante alguien que piensa copado y escribe bien, que esa carita linda que siempre elegias y después te iba como el orto. Vas por más, te diste cuenta de lo que te merecés y no te vas a conformar con menos. Es verdad, ya te da igual cualquier propuesta, cualquier invitación, porque sabés que esa no es. Que cuando sea ESA, te vas a dar cuenta, en el pecho.

Basta de irte a dormir pensando en quien no te presta atención, basta de terminar el día sin un detalle, sin una señal que te diga despacito "esta vez s la pegué". Basta de darle bola a quien solo te llama cuando le sobra tiempo, cuando le falló el plan principal, cuando DE ÚLTIMA sabe que estás vos. Porque sí, porque ya fue, sabés que sos vos... 

Que es tu cabeza la que hizo el click, pero el que pierde es el otro, el que en la puta vida va a vivir con alguien todo lo que vos tenés para darle... 

Te pasa a vos, le pasa a mucha gente...

Ahorrate el chamullo, más me amo yo. 

#MásAmorMenosChamullo

Libro: #BastaDeAmoresDeMierda (2019)

jueves, 10 de julio de 2025

Qué Grande! Ep. 74: Pela Romero

Recorremos la exitosa saga #BastaDeAmoresDeMierda, donde Gonzalo "El Pela" Romero dispara con estilo frontal un grito de amor propio, para reparar tu corazón roto, valorarte, no dejarte romper, y que no aceptes menos de lo que merecés. Entre los más vendidos de latinoamérica, los libros son llamados por sus detractores como "libros quilomberos" o "la secta del Pela", seudónimos adoptados con humor por el autor en su revelación de personas tóxicas. Emitido en vivo el jueves 10 de julio de 2025 en Radio Comunitaria Quimunche, Las Perlas, Río Negro.

Ver o escuchar en YouTube

Lecturas
  • LA PAJA que da conocer a alguien
  • Hablame
  • A medias no...
  • Cuando dije "todo vuelve", no era para que vuelvas vos
  • Una mujer así no la encontrás en todos lados, no te calles nada...
  • El chamuyo del hilo rojo (El negocio detrás del amor)
  • Cuando se pierda la conexión, mejor andate
  • Nunca es dónde, siempre es con quién
  • En el nombre del padre
  • Primero mi ex, segundo... Francia
  • La persona correcta en el momento equivocado
  • Mejorar es un acto de amor
  • Si te ama no te miente
  • Si te da paz, te está dando todo

Verdades - Poema de Pablo Montanaro


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

«¿Y tú? ¿Tienes algo que
contar?» (de la pelicula
Las alas del
deseo

hay esencias que nombrar/ lo auténtico/ los niños recién nacidos/ 

lo que se convierte en ternura/ una luvia o esas palabras escritas en los bordes de la página del libro/ la mujer descalza sobre el cesped/ las cartas a punto de ser enviadas/

la piel que revela pasiones/ el encanto de lo recordado/ el reflejo de la noche en la ventana/ 

la sonrisa que se instala en los amaneceres/ el rio que nos ofrece seguir por el camino/ 

el umbral donde se cuentan secretos/ y los deseos eternamente insinuados/ 

el color azul/ la sombra que respira/ el ayer renacido por los sueños/ la apasionada vigilia el refugiarse en las costumbres/ el crujido de las hojas en otoño/ el esperado refugio en alguna calle solitaria las súbitas ceremonias de la melancolía.

disponer del futuro/ variar los sueños/ y contar cada aliento/ y querer la calma/ desear la calma/ y andar debajo de la lluvia/ alzar cada palabra/ atravesar los desahogos/ contemplar la pregunta/ los gestos del otro lado de la calle/ alcanzar el desdén o la alegría/ escribir y no guardarse ni las horas ni los viajes/ continuar indagando el misterio de todo aquello conocido/

(comienza la cadencia de mirar la inmensidad)

el pasado podrá decir otra cosa.

Libro: En la luz de la palabra (2009).

lunes, 7 de julio de 2025

Maradona, el que cumplió nuestros sueños - Epílogo de Pablo Montanaro del libro Un D10S en la Patagonia


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Teníamos 12 años y con los amigos de mi barrio porteño de Almagro no podíamos creer que un pibe de 15 debutara en la primera de un equipo de la A. Corría la primavera de 1976 y atraídos por los comentarios comenzamos a tomar el colectivo de la línea 109 para ir a la cancha de Argentinos Juniors y luego a la de Atlanta (donde los "Bichitos colorados" hacían de local) para ver a ese pibe, tres años mayor que nosotros que estaba cumpliendo el sueño que mucho de nosotros teníamos y que, finalmente, nunca pudimos concretar, de ser un jugador profesional. Maradona se había convertido en el jugador más joven en la historia del fútbol argentino.

El día que debutó, y eso quizás era lo que más nos entusiasmaba, en la primera pelota que tocó, en la mitad de cancha, le tiró un caño a un tal Cabrera, volante de Talleres de Córdoba.

Cuando salía del túnel, nadie en la tribuna dejaba de mirarlo, esa melena enrulada, trotando, llevando la pelota Pintier blanca siempre en el pie izquierdo, gambeteando a quien se interpusiera en su avance, enganchando corto con la zurda y saliendo por afuera, metiendo una pelota larga o un cambio de frente con una precisión como si se tratara de un veterano. Seguramente seguía jugando como si estuviera en los potreros donde deslumbraba con sus gambetas en aquel invencible equipo de chicos de la categoría ‘60 llamado Cebollitas, el primer paso de esa gran escalera que lo llevó a ser el mejor jugador de todos los tiempos.

Recuerdo una noche en cancha de San Lorenzo de Almagro, junto a un amigo, bajamos los tablones de madera del Viejo Gasómetro para pegar la nariz contra el alambrado cada vez que Maradona se acercaba a tirar un córner o avanzaba por el costado izquierdo de la cancha. Nos mirábamos en silencio, no podíamos creer semejante habilidad, distinta, mucho mejor a la que veíamos en algunas filmaciones en blanco y negro hacer a ese brasileño llamado Pelé del que nos habían dicho que era el mejor.

Todo se iluminaba viéndolo jugar esas tardes de domingo, el mundo giraba en torno a él cuando pisaba la pelota, cuando la acariciaba, cuando la colocaba en el ángulo y era como una bendición que recibíamos de poder verlo jugar, con toda la prestancia de los grandes en sus apenas 15 años.

Alguna vez Osvaldo Soriano, quien también soñó ser futbolista en los años felices de su vida en Cipolletti, dijo que ver jugar a Maradona era como haber estado en la primera fila escuchando a Carlos Gardel.

Diez años después de aquel debut, diez años después de ver dónde jugaba Argentinos Juniors para ir a disfrutar de sus gambetas y goles, nos cumplió la fantasía de ser campeones del mundo, de gritar por segunda vez que éramos los mejores, pero esta vez fue diferente porque antes de la final con los alemanes le ganamos a los ingleses con ese telón oscuro, sangriento de fondo que era la Guerra de Malvinas. Porque en un mismo partido, justamente contra los ingleses, convirtió dos goles, uno que es el mejor gol de la historia de los mundiales y el otro que lo hizo con la mano de Dios, y que lo llevaron al altar eterno, como definiera el escritor futbolero Eduardo Sacheri. Y todavía seguimos estremeciéndonos cuando volvemos a escuchar ese grito desbordado de “¡Genio! ¡Genio! ¡Genio!” de Víctor Hugo Morales y preguntarse ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés?

Diego nos cumplió siempre porque la pelota no se mancha. También cumplió cada vez que quiso volver a ser ese pibe de Fiorito, a ese Cebollitas, a ese enrulado de 15 años que tiró el primer caño en su debut, a ese desafiante delantero que le metió cuatro goles a ese “arquero fanfarrón” –como lo llamaba mi viejo- que era Hugo Orlando Gatti que unos días antes de un Boca-Argentinos lo definió como “un gordito”.

Pero también, nadie puede negarlo, nunca la pudo clavar en el ángulo en el arco de sus debilidades humanas o como explicara el uruguayo Eduardo Galeano “a regresar a la anónima multitud de donde venía porque la fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero”. Y además, Maradona fue también el que enfrentó en el área chica a los poderosos. Le pegaron fuerte fuera de la cancha. Y no puedo dejar de lado aquella afirmación de Jorge Luis Borges para hablar del Maradona fuera de esa cancha donde lo disfrutamos: el atributo más evidente de lo real es su complejidad.

Hoy y siempre elijo verlo con la 10 en la espalda de la camiseta de la selección argentina. Elijo verlo y recordarlo en aquellos partidos con la camiseta roja de Argentinos Juniors y a los 55 minutos de aquella calurosa tarde mexicana del 22 de junio de 1986 ante más de 114 mil personas, llevando la pelota desde más de la mitad de la cancha, apilando jugadores ingleses en el campo de batalla del Azteca que lo llevaría hasta el arco de Shilton para acariciarla con la zurda, convirtiendo ese grito, ese gol en una postal inmortal.

Libro: Un D10S en la Patagonia (2023).

viernes, 4 de julio de 2025

Aquel centro al "Murciélago" - Cuento de Pablo Montanaro


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

“Preparate que entrás”, me dijo el técnico cuando ya habían pasado 20 minutos del segundo tiempo y el partido seguía 0 a 0. Rápidamente me saqué el buzo y el pantalón largo. Era tal el nerviosismo que por unos segundos tuve que lidiar con el pantalón que se me había atascado con los tapones de los botines que lucían bien brillosos ya que antes de los partidos mi papá me los lustraba con la pomada negra Washington. Apenas hice unos movimientos para precalentar y así no entrar frío ya que el técnico me pidió que juegue de wing derecho, bien pegado a la raya del lateral. Hice uno o dos piques cortos antes de que el árbitro me autorizara a ingresar para reemplazar al 7 y de los botines ya había desaparecido el negro brillante de la Washington. Menos mal que mi papá miraba el partido del otro lado de la cancha.

A pesar de que nunca había jugado en esa posición porque siempre lo hice por izquierda porque soy zurdo, me callé la boca, primero porque quería jugar contra el puntero del campeonato y segundo porque una de las cosas que me había inculcado mi primo, que jugaba de marcador de punta en la tercera de Atlanta, era que como futbolista uno tenía que aceptar la posición donde el técnico te ponía.

La primera pelota que me llegó a los pies, la controlé bien y al intentar tocársela al 8 para buscar la descarga, el marcador de punta se anticipó. “Dale pibe”, fue el grito que salió de la boca del técnico con una mezcla de aliento y de fastidio porque era mi primera jugada. Inmediatamente miré al alambrado buscando encontrar las caras de mis papás, quería saber si estaban atentos y no se habían distraído. 

“Tocá de primera y desbordá”, me volvió a gritar el entrenador a lo que se sumaron mis compañeros que estaban tiritando de frío en el banco de suplentes. Varias veces intenté eludir sin éxito a mi marcador, un pibe morocho de baja estatura que era uno de los pilares de la defensa y al que todos llamaban “Cabezón”.

Nuestro equipo salía jugando desde el fondo, los marcadores de punta abrían la cancha y rápidamente se la pasaban a los volantes que sabían tratar a la pelota. En una de esas, el marcador lateral se la pasa a “Papelito” que jugaba de volante por izquierda, y cuando éste la para el técnico le grita “Cruzala toda al wing”. El wing era yo que ya estaba picando a espaldas del “Cabezón” que se distrajo unos segundos. El pase de “Papelito” me queda un poco largo pero me esfuerzo en picar para llegar a la pelota, la paro con la derecha, la pierna menos habilidosa, me agacho un poco al mejor estilo Houseman para amagarle al defensor quien se tira al piso, logró eludirle la patada y desbordo hasta la raya, “Tirá el centro por Dio’”, implora el técnico, y antes que la pelota se vaya afuera logró pegarle con “la de palo” un centro justo al punto de penal donde estaba el “Murciélago” Graciani quien mirando la pelota con los ojos bien abiertos –como buen centrodelantero- se zambulle de palomita para mandarla a la red. Desde que agarré la pelota sabía que ya tenía un destino, hacer embolsar la red del arco… Todos mis compañeros corrieron a abrazar a Graciani. Me sumé al final del festejo como queriendo resaltar que era el autor del centro del gol con el que le ganamos al puntero del torneo de octava división.

Los viejos que jugaban a las bochas justo al lado de la cancha postergaron el arrime al bochín para sumarse al festejo.

Aquella tarde, mientras los tapones con aluminio de los botines repiqueteaban en el pasillo rumbo al vestuario dejando una zigzagueante hilera de pedazos de tierra y césped y recreando un particular ritmo eternizado hasta el día de hoy en mis oídos, sentí el choque de la palma de una mano sobre mí espalda. Me di vuelta y encontré la sonrisa del “Murciélago” en señal de agradecimiento por el centro. Al igual que yo, no era de hablar mucho pero ese gesto es uno de los mejores recuerdos de aquellos años vistiendo la camiseta de piqué auriazul, pantaloncito y medias azules.

Graciani era un año menor que nosotros que rondábamos los 12 y desde los 9 jugaba en las infantiles del club. En las inferiores hacía goles en todos los partidos y en las tribunas y pasillos del club se podía escuchar “Este pibe en unos años juega en la primera”. Así fue, con apenas 16 años comenzó a entrenar con la primera y debutó contra Nueva Chicago, partido al que fuimos todos sus compañeros de inferiores. En esa época debutar a esa edad no era muy común. Esa tarde, su padre, se ubicó en el alambrado para disfrutar de manera tranquila, como lo hacía en cada uno de los partidos de inferiores.

Después de unos años de romper las redes con la camiseta de los Bohemios de Villa Crespo, los dirigentes de Boca pusieron los ojos en él y en 1985 se calzó la azul y amarilla pero de rayas horizontales con la que convirtió más de 80 goles pero ninguno de palomita como el de aquella tarde de 1976.

Libro: Fuerte al medio (2019).

jueves, 3 de julio de 2025

Qué Grande! Ep. 73: Pablo Montanaro

Cuentos, relatos y poemas de Pablo Montanaro. Emitido en vivo el jueves 3 de julio de 2025 en Radio Comunitaria Quimunche, Las Perlas, Río Negro.

Ver o escuchar en YouTube

Lecturas
  • Aquel centro al "Murciélago" (cuento del libro Fuerte al Medio)
  • "Soy de todos lados, pero más de Cipolletti" (capítulo del libro de Soriano)
  • La foto de un soldado tomando mate (capítulo del libro de Malvinas)
  • Maradona, el que cumplió nuestros sueños (epílogo de Un D10S en la Patagonia)
  • Verdades (poema del libro En la luz de la palabra)
Micro "Cuando los pájaros golpean el vidrio"
  • Un mail. Poema de Graciela Cros.

miércoles, 2 de julio de 2025

Instrucciones para dar cuerda al reloj - Cuento de Julio Cortázar


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. 

Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Libro: Historias de cronopios y de famas (1962)

martes, 1 de julio de 2025

El milagro secreto - Cuento de Jorge Luis Borges


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Y Dios lo hizo morir durante cien años
y luego lo animó y le dijo:
-¿Cuánto tiempo has estado aquí?
-Un día o parte de un día, respondió.
Alcorán, II, 261.

La noche del catorce de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, Jaromir Hladík, autor de la inconclusa tragedia Los enemigos, de una Vindicación de la eternidad y de un examen de las indirectas fuentes judías de Jakob Boehme, soñó con un largo ajedrez. No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres; la partida había sido entablada hace muchos siglos; nadie era capaz de nombrar el olvidado premio, pero se murmuraba que era enorme y quizá infinito; las piezas y el tablero estaban en una torre secreta; Jaromir (en el sueño) era el primogénito de una de las familias hostiles; en los relojes resonaba la hora de la impostergable jugada; el soñador corría por las arenas de un desierto lluvioso y no lograba recordar las figuras ni las leyes del ajedrez. En ese punto, se despertó. Cesaron los estruendos de la lluvia y de los terribles relojes. Un ruido acompasado y unánime, cortado por algunas voces de mando, subía de la Zeltnergasse. Era el amanecer, las blindadas vanguardias del Tercer Reich entraban en Praga.

El diecinueve, las autoridades recibieron una denuncia; el mismo diecinueve, al atardecer, Jaromir Hladík fue arrestado. Lo condujeron a un cuartel aséptico y blanco, en la ribera opuesta del Moldau. No pudo levantar uno solo de los cargos de la Gestapo: su apellido materno era Jaroslavski, su sangre era judía, su estudio sobre Boehme era judaizante, su firma delataba el censo final de una protesta contra el Anschluss. En 1928, había traducido el Sepher Yezirah para la editorial Hermann Barsdorf; el efusivo catálogo de esa casa había exagerado comercialmente el renombre del traductor; ese catálogo fue hojeado por Julius Rothe, uno de los jefes en cuyas manos estaba la suerte de Hladík. No hay hombre que, fuera de su especialidad, no sea crédulo; dos o tres adjetivos en letra gótica bastaron para que Julius Rothe admitiera la preeminencia de Hladík y dispusiera que lo condenaran a muerte, pour encourager les autres. Se fijó el día veintinueve de marzo, a las nueve a.m. Esa demora (cuya importancia apreciará después el lector) se debía al deseo administrativo de obrar impersonal y pausadamente, como los vegetales y los planetas.

El primer sentimiento de Hladík fue de mero terror. Pensó que no lo hubieran arredrado la horca, la decapitación o el degüello, pero que morir fusilado era intolerable. En vano se redijo que el acto puro y general de morir era lo temible, no las circunstancias concretas. No se cansaba de imaginar esas circunstancias: absurdamente procuraba agotar todas las variaciones. Anticipaba infinitamente el proceso, desde el insomne amanecer hasta la misteriosa descarga. Antes del día prefijado por Julius Rothe, murió centenares de muertes, en patios cuyas formas y cuyos ángulos fatigaban la geometría, ametrallado por soldados variables, en número cambiante, que a veces lo ultimaban desde lejos; otras, desde muy cerca. Afrontaba con verdadero temor (quizá con verdadero coraje) esas ejecuciones imaginarias; cada simulacro duraba unos pocos segundos; cerrado el círculo, Jaromir interminablemente volvía a las trémulas vísperas de su muerte. Luego reflexionó que la realidad no suele coincidir con las previsiones; con lógica perversa infirió que prever un detalle circunstancial es impedir que éste suceda. Fiel a esa débil magia, inventaba, para que no sucedieran, rasgos atroces; naturalmente, acabó por temer que esos rasgos fueran proféticos. Miserable en la noche, procuraba afirmarse de algún modo en la sustancia fugitiva del tiempo. Sabía que éste se precipitaba hacia el alba del día veintinueve; razonaba en voz alta: Ahora estoy en la noche del veintidós; mientras dure esta noche (y seis noches más) soy invulnerable, inmortal. Pensaba que las noches de sueño eran piletas hondas y oscuras en las que podía sumergirse. A veces anhelaba con impaciencia la definitiva descarga, que lo redimiría, mal o bien, de su vana tarea de imaginar. El veintiocho, cuando el último ocaso reverberaba en los altos barrotes, lo desvió de esas consideraciones abyectas la imagen de su drama Los enemigos.

Hladík había rebasado los cuarenta años. Fuera de algunas amistades y de muchas costumbres, el problemático ejercicio de la literatura constituía su vida; como todo escritor, medía las virtudes de los otros por lo ejecutado por ellos y pedía que los otros lo midieran por lo que vislumbraba o planeaba. Todos los libros que había dado a la estampa le infundían un complejo arrepentimiento. En sus exámenes de la obra de Boehme, de Abnesra y de Flood, había intervenido esencialmente la mera aplicación; en su traducción del Sepher Yezirah, la negligencia, la fatiga y la conjetura. Juzgaba menos deficiente, tal vez, la Vindicación de la eternidad: el primer volumen historia las diversas eternidades que han ideado los hombres, desde el inmóvil Ser de Parménides hasta el pasado modificable de Hinton; el segundo niega (con Francis Bradley) que todos los hechos del universo integran una serie temporal. Arguye que no es infinita la cifra de las posibles experiencias del hombre y que basta una sola “repetición” para demostrar que el tiempo es una falacia… Desdichadamente, no son menos falaces los argumentos que demuestran esa falacia; Hladík solía recorrerlos con cierta desdeñosa perplejidad. También había redactado una serie de poemas expresionistas; éstos, para confusión del poeta, figuraron en una antología de 1924 y no hubo antología posterior que no los heredara. De todo ese pasado equívoco y lánguido quería redimirse Hladík con el drama en verso Los enemigos. (Hladík preconizaba el verso, porque impide que los espectadores olviden la irrealidad, que es condición del arte.)

Este drama observaba las unidades de tiempo, de lugar y de acción; transcurría en Hradcany, en la biblioteca del barón de Roemerstadt, en una de las últimas tardes del siglo diecinueve. En la primera escena del primer acto, un desconocido visita a Roemerstadt. (Un reloj da las siete, una vehemencia de último sol exalta los cristales, el aire trae una arrebatada y reconocible música húngara.) A esta visita siguen otras; Roemerstadt no conoce las personas que lo importunan, pero tiene la incómoda impresión de haberlos visto ya, tal vez en un sueño. Todos exageradamente lo halagan, pero es notorio -primero para los espectadores del drama, luego para el mismo barón- que son enemigos secretos, conjurados para perderlo. Roemerstadt logra detener o burlar sus complejas intrigas; en el diálogo, aluden a su novia, Julia de Weidenau, y a un tal Jaroslav Kubin, que alguna vez la importunó con su amor. Éste, ahora, se ha enloquecido y cree ser Roemerstadt… Los peligros arrecian; Roemerstadt, al cabo del segundo acto, se ve en la obligación de matar a un conspirador. Empieza el tercer acto, el último. Crecen gradualmente las incoherencias: vuelven actores que parecían descartados ya de la trama; vuelve, por un instante, el hombre matado por Roemerstadt. Alguien hace notar que no ha atardecido: el reloj da las siete, en los altos cristales reverbera el sol occidental, el aire trae la arrebatada música húngara. Aparece el primer interlocutor y repite las palabras que pronunció en la primera escena del primer acto. Roemerstadt le habla sin asombro; el espectador entiende que Roemerstadt es el miserable Jaroslav Kubin. El drama no ha ocurrido: es el delirio circular que interminablemente vive y revive Kubin.

Nunca se había preguntado Hladík si esa tragicomedia de errores era baladí o admirable, rigurosa o casual. En el argumento que he bosquejado intuía la invención más apta para disimular sus defectos y para ejercitar sus felicidades, la posibilidad de rescatar (de manera simbólica) lo fundamental de su vida. Había terminado ya el primer acto y alguna escena del tercero; el carácter métrico de la obra le permitía examinarla continuamente, rectificando los hexámetros, sin el manuscrito a la vista. Pensó que aun le faltaban dos actos y que muy pronto iba a morir. Habló con Dios en la oscuridad. Si de algún modo existo, si no soy una de tus repeticiones y erratas, existo como autor de Los enemigos. Para llevar a término ese drama, que puede justificarme y justificarte, requiero un año más. Otórgame esos días, Tú de Quien son los siglos y el tiempo. Era la última noche, la más atroz, pero diez minutos después el sueño lo anegó como un agua oscura.

Hacia el alba, soñó que se había ocultado en una de las naves de la biblioteca del Clementinum. Un bibliotecario de gafas negras le preguntó: ¿Qué busca? Hladík le replicó: Busco a Dios. El bibliotecario le dijo: Dios está en una de las letras de una de las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum. Mis padres y los padres de mis padres han buscado esa letra; yo me he quedado ciego, buscándola. Se quitó las gafas y Hladík vio los ojos, que estaban muertos. Un lector entró a devolver un atlas. Este atlas es inútil, dijo, y se lo dio a Hladík. Éste lo abrió al azar. Vio un mapa de la India, vertiginoso. Bruscamente seguro, tocó una de las mínimas letras. Una voz ubicua le dijo: El tiempo de tu labor ha sido otorgado. Aquí Hladík se despertó.

Recordó que los sueños de los hombres pertenecen a Dios y que Maimónides ha escrito que son divinas las palabras de un sueño, cuando son distintas y claras y no se puede ver quien las dijo. Se vistió; dos soldados entraron en la celda y le ordenaron que los siguiera.

Del otro lado de la puerta, Hladík había previsto un laberinto de galerías, escaleras y pabellones. La realidad fue menos rica: bajaron a un traspatio por una sola escalera de fierro. Varios soldados -alguno de uniforme desabrochado- revisaban una motocicleta y la discutían. El sargento miró el reloj: eran las ocho y cuarenta y cuatro minutos. Había que esperar que dieran las nueve. Hladík, más insignificante que desdichado, se sentó en un montón de leña. Advirtió que los ojos de los soldados rehuían los suyos. Para aliviar la espera, el sargento le entregó un cigarrillo. Hladík no fumaba; lo aceptó por cortesía o por humildad. Al encenderlo, vio que le temblaban las manos. El día se nubló; los soldados hablaban en voz baja como si él ya estuviera muerto. Vanamente, procuró recordar a la mujer cuyo símbolo era Julia de Weidenau…

El piquete se formó, se cuadró. Hladík, de pie contra la pared del cuartel, esperó la descarga. Alguien temió que la pared quedara maculada de sangre; entonces le ordenaron al reo que avanzara unos pasos. Hladík, absurdamente, recordó las vacilaciones preliminares de los fotógrafos. Una pesada gota de lluvia rozó una de las sienes de Hladík y rodó lentamente por su mejilla; el sargento vociferó la orden final.

El universo físico se detuvo.

Las armas convergían sobre Hladík, pero los hombres que iban a matarlo estaban inmóviles. El brazo del sargento eternizaba un ademán inconcluso. En una baldosa del patio una abeja proyectaba una sombra fija. El viento había cesado, como en un cuadro. Hladík ensayó un grito, una sílaba, la torsión de una mano. Comprendió que estaba paralizado. No le llegaba ni el más tenue rumor del impedido mundo. Pensó estoy en el infierno, estoy muerto. Pensó estoy loco. Pensó el tiempo se ha detenido. Luego reflexionó que en tal caso, también se hubiera detenido su pensamiento. Quiso ponerlo a prueba: repitió (sin mover los labios) la misteriosa cuarta égloga de Virgilio. Imaginó que los ya remotos soldados compartían su angustia: anheló comunicarse con ellos. Le asombró no sentir ninguna fatiga, ni siquiera el vértigo de su larga inmovilidad. Durmió, al cabo de un plazo indeterminado. Al despertar, el mundo seguía inmóvil y sordo. En su mejilla perduraba la gota de agua; en el patio, la sombra de la abeja; el humo del cigarrillo que había tirado no acababa nunca de dispersarse. Otro “día” pasó, antes que Hladík entendiera.

Un año entero había solicitado de Dios para terminar su labor: un año le otorgaba su omnipotencia. Dios operaba para él un milagro secreto: lo mataría el plomo alemán, en la hora determinada, pero en su mente un año transcurría entre la orden y la ejecución de la orden. De la perplejidad pasó al estupor, del estupor a la resignación, de la resignación a la súbita gratitud.

No disponía de otro documento que la memoria; el aprendizaje de cada hexámetro que agregaba le impuso un afortunado rigor que no sospechan quienes aventuran y olvidan párrafos interinos y vagos. No trabajó para la posteridad ni aun para Dios, de cuyas preferencias literarias poco sabía. Minucioso, inmóvil, secreto, urdió en el tiempo su alto laberinto invisible. Rehizo el tercer acto dos veces. Borró algún símbolo demasiado evidente: las repetidas campanadas, la música. Ninguna circunstancia lo importunaba. Omitió, abrevió, amplificó; en algún caso, optó por la versión primitiva. Llegó a querer el patio, el cuartel; uno de los rostros que lo enfrentaban modificó su concepción del carácter de Roemerstadt. Descubrió que las arduas cacofonías que alarmaron tanto a Flaubert son meras supersticiones visuales: debilidades y molestias de la palabra escrita, no de la palabra sonora… Dio término a su drama: no le faltaba ya resolver sino un solo epíteto. Lo encontró; la gota de agua resbaló en su mejilla. Inició un grito enloquecido, movió la cara, la cuádruple descarga lo derribó.

Jaromir Hladík murió el veintinueve de marzo, a las nueve y dos minutos de la mañana.

Libro: Ficciones (1944)