Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.
La Línea Sur de Rio Negro es la ruta 23 que conecta la zona atlántica al este con la zona cordillerana en el oeste. Paralelamente también la recorre el ferrocarril conocido como "Tren Patagónico" que va desde Viedma a San Carlos de Bariloche. En esta zona patagónica se pueden observar varios pueblos rurales, separados unos de otros por kilómetros de soledad. El paisaje de vegetación esteparia, como el de la Meseta de Somuncurá, domina toda esa región.
Pedro, un niño de 11 años, vive en uno de esos lugares. El tren pasa por allí con destino a la cordillera todos los sábados por la mañana. Si bien no se detiene en esa localidad pasa muy despacito. El niño y sus amigos siempre lo esperan y corren a su lado mientras saludan a los pasajeros del tren.
En los últimos días de marzo avisaron en el pueblo que el sábado siguiente pasaría el último servicio de esa temporada. Debian realizarle mantenimiento, por lo que tendría que estar un tiempo en talleres. Ese día llegó y esa vez el tren paró en el pueblo. Bajaron unas personas elegantes y se dirigieron a las oficinas de la estación, ya que habían solicitado una entrevista para hablar de un proyecto. Allí fueron recibidos por el Intendente y otras personalidades locales. Dijeron que la línea cumplirá sus 75 años haciendo este recorrido y para festejar le harán varios arreglos de remodelación y también un enorme ploteado en el exterior. Los hombres encargados del ferrocarril, dijeron que habían visto varias veces a los niños corriendo junto al tren y les había entusiasmado la imagen. Comentaron que les gustaba ver sus caritas de alegría y quisieron que ellos fueran las figuras del ploteo.
Mientras realizaban la reunión, varios empleados de la intendencia salieron de la oficina en búsqueda del grupo de niños referenciados por estos hombres. Cuando llegaron a las casas, invitaron a las familias a la reunión y los trasladaron rápidamente.
En la reunión con los padres comentaron que la propuesta era, desde arriba del tren, sacar varias fotografías a los niños corriendo a su lado, como lo hacían siempre. Debería estar todo bien planificado porque era necesario hacerlo de una sola vez, ya que el tren no podría volver hacia atrás para hacer la toma nuevamente. Dijeron que les pagarían un cachet por la filmación.
A Pedro, Luisito y los otros chicos les costó creer que algo que para ellos era un pasatiempo, había llamado la atención a los adultos. Pasó a ser de interés y hasta se haría una propaganda. Los niños hablaron un momento y Pedro levantó la mano ante todos los presentes, quería hacer un pedido en nombre suyo y de los otros niños. Ante el asentimiento de uno de los hombres para que Pedro continúe hablando, el niño dijo que a él y a sus amigos les gustaría, aunque sea una vez, subir al tren y poder viajar como hacen los turistas.
Pasado el tiempo del arreglo, el tren volvió a funcionar justo para el aniversario. Antes de salir el primer servicio, fueron a buscar a los niños y los llevaron en auto a la ciudad de Viedma, la estación desde donde iniciaba su recorrido. Los niños y sus padres cumplieron con el deseo de ser turistas.
Cuando el tren pasó por el pueblo todos pudieron ver que llevaba una gran imagen en el exterior de los vagones. Estaban tan naturales y con sus sonrisas de niños felices que, era lo que mas resaltaba. Parecia que saludaban a quienes veían pasar los vagones. Y también se veía a Pedro y sus amigos saludando por las ventanillas en medio del ploteado cumpliendo el deseo de ser "viajeros especiales". Esta vez fueron ellos los que saludaron a sus propios vecinos. Por años y años han contado en esa zona la historia del pueblo de los niños de las hermosas sonrisas.
Libro: Encuentro (2024).
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