Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.
El enamoramiento, es también un arquetipo energético. O seria mis acertado o correcto decir que, hay un arquetipo energético, dentro del cual hay varios Sub-Arquetipos o Arquetipos Análogos humanos/mentales/emocionales, que se corresponden con este "Arquetipo energético", entre los cuales, el clásico enamoramiento es uno de ellos.
Otro arquetipo análogo podría ser el amor a la madre, a un padre, o de una madre a su hija o un padre, hermanas, etc. Hay varios diferentes, pero similares entre sí, sobre todo energéticamente hablando, pero para la mente podrían ser inmediatamente reconocibles sus diferencias. Uno podría decir que no es lo mismo el amor a mamá que a un amigo, o una pareja. Aunque si lo piensas no sería tan fácil de explicar.
Cuando comienzas a sentir, estos arquetipos energéticos, se sienten claros energéticamente, pero aún resultan confusos para la mente humana, sobre todo por sus preconceptos, que muchas veces no han sido escudriñados por el raciocinio propio de la persona. Estos preconceptos o prejuicios automáticos, son esas herencias que recibimos en nuestra infancia, en la cual no teníamos el desarrollo mental suficiente para, realmente revisar con nuestro raciocinio propio, y realmente entender, si estamos cien por ciento de acuerdo o no, por lo cual, solo las aceptamos y luego, ya de adolescentes, incluso hasta de adultos, la vida no nos lleva a revisar estos preconceptos, Y simplemente los repetimos una y otra vez, como una reacción involuntaria.
La energía no miente,
es verdad...
pero la mente
aún no ha tomado
una decisión, y esa
es la gran diferencia
ese vacío legal
en el cual,
la vida sucede...
la consciencia...
se pone a prueba..
y el raciocinio propio,
quien es prácticamente
el héroe de la historia,
se vuelve el personaje
coprotagonista...
¿De quién?.. del ego,
el inevitable protagonista.
quien, sabiendo tan poco
de todo y/o de nada,
se enfrenta al destino,
al caos mismo
de la incertidumbre,
muchas veces
sintiéndose...
subestimado por el mismo,
otras sintiéndose
el director de la obra,
sintiéndose el productor,
sobre estimando
su capacidad,
o su rol,
su personaje,
su posición.
(De repente, suena de fondo un silencio que lo ocupa todo, unánime... y trae en sus manos un mensaje subliminal, una revelación, una epifanía. Un correr del velo a la sabiduría del universo, que nos habla de diferentes formas. En lenguajes simbólicos, sutiles, nos deja mensajes entre líneas, como... las migajas de Hansel y Gretel. "A veces llegamos al lugar indicado creyendo que estamos perdidos").
Qué estúpidamente fácil sería!, si cada uno supiera exactamente cuál es su rol, si pudiéramos leer el libreto de nuestra obra, del teatro de nuestra vida, una obra autobiográfica en primera persona, con la cámara tan en mano que en realidad, la cámara son nuestros ojos, el escenario nuestra mente, el protagonista el ego, coprotagonista y héroe el raciocinio propio", y el antagonista... quién más sino... "Los Molinos de Viento", los sucesos, como sí mismos, entiéndase la realidad, y con una cantidad, realmente exagerada de extras, (no sé sinceramente quién financia todo esto), y también muchos coprotagonistas temporales/ relacionales que van pasando, a veces repasando y otras avanzando...
... Algo realmente llamativo sospechoso, es que... es como si el personaje siguiente supiera dónde se quedó su antecesor, siguiera por allí. Como una maestra suplente, que debe agarrar el proyecto de la maestra anterior, con licencia seguramente, y seguir su programa. Lo que me deja pensando en los escritores, las escritoras, quienes hacen escriben los libretos, de nuestra historia de vida, quién contrata, a esta maestra suplente. ¡Exijo saber!, ¿Cómo saben lo que saben? ¿Y quienes son?
Libro: Lemniscata (2025).
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