domingo, 26 de noviembre de 2023

Posteo de Matías De Rioja

 
Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

¿Qué parte de mí y de mi hombría puede ofenderse porque las mujeres no quieren que vaya a su marcha?

¿Qué parte de mí y de mi cuerpo heterosexual, político y patriarcal tiene derecho a indignarse cuando muchas de las mujeres que cotidianamente cosificamos, abusamos, secuestramos, violamos, empalamos y matamos, exigen que no haya hombres en sus plazas?

¿Qué parte de este cuerpo macho que no estuvo obligado a conocer ginecólogos desde su infancia, ni a tomar anticonceptivos, ni abortar clandestinamente puede sentirse excluido de una lucha que apenas entiende?

¿Qué parte de este cuerpo que no es empujado a depilarse, maquillarse, operarse, ni hacer dieta para ser deseado?

¿Qué parte de este niño que no tuvo que lavar platos, encerar pisos, cocinar o tener hijos para ser “hombre”, tiene el tupe de incomodarse cuando le piden que por una vez no sea centro y aprenda a ser periferia?

¿Qué parte de esta alma que nunca tuvo que cruzar la calle asustada si una mujer le caminaba detrás, ni recibir denigrantes adjetivos de trabajadores en andamios y onanistas en sus autos? 

¿Qué parte de este cuerpo que ignora lo que es ser manoseado en un colectivo, y nunca temió por su vida tomándose un taxi de noche (o de día),  ni fue acosado sexualmente por una jefa, o una compañera de trabajo,  puede pretender ser víctima cuando todavía es victimario?

¿Qué parte de mi conciencia que pese a todos sus esfuerzos por deconstruirse, todavía se divierte recibiendo vídeos y fotos de mujeres desnudas por whatsapp y que muchas veces calla entre sus amigos ante comentarios que ponen de manifiesto lo peor de un patriarcado que hace rato huele a podrido, se cree con la altura moral de acompañar a esas conciencias hace siglos oprimidas?

Ningún derecho. Ni mi cuerpo, ni mi alma, ni mi infancia, ni mi precaria conciencia (que fue educada del lado del opresor) tienen derecho alguno de ofenderse por no ser convocado todavía a esta lucha. Porque lamentablemente habitan en mí muchos de los gestos machistas que culturalmente he mamado y porque esta lucha les pertenece por entera a esos cuerpxs cansadxs de ser masacradxs, no me asiste derecho alguno de acompañarlxs.

Hasta que nuestras fálicas mentes dejen de naturalizar su muerte, hasta que podamos mirarlas sin vergüenza a los ojos y hasta que ellxs nos convoquen a caminar a su lado, tendremos que ser nosotros, los machitos patriarcales, los que debamos quedarnos en nuestras casas viendo como un nuevo orden ético y amoroso avanza.

Posteo en facebook de Matías de Rioja, el 7 de marzo de 2017.

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