Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.
a veces pasa
la noche y deja un largo
camino de regreso
arriba mis entrañas
mi vómito
mi sangre
aquí el río atestado
de compañeros
se acordará
alguien
de nosotros
algún día
hará alguien
las preguntas
que debieran hacerse
o esta agua
marrón
fría ominosa
el agua de esta patria arrebatada
se llevará nuestros nombres
nuestros hijos
nuestros padres
el coraje
el dolor
el placer
el amor
a donde no hay justicia
se llevará todo
como el verdugo lleva
mis entrañas
mi vómito
mi sangre
a que un colimba los lave
los silencie
los niegue
mientras estos labios
que besaron tus manos
tu boca
tus hombros
esos que también
se hunden
embolsados
cerca de mí
se mantienen sellados
cosidos ahora
por los golpes
por los cortes
por el nylon
estos labios negros
mudos
ciegos
donde se agolpan los gritos
asordinados
de todos nosotros
sin entrañas
sin vómitos
sin sangre
nuestros gritos y tumbas
silenciados
por el hambre de peces
contra este lecho barroso.
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* Según confesó el capitán Eduardo Francisco Stigliano, durante la última dictadura militar el “método ordenado para la ejecución física de los subversivos prisioneros, los cuales sin ningún tipo de juicio de defensa se me ordenaba matarlos a través de los distintos médicos a mis órdenes” era “con inyecciones mortales de la droga Ketalar. Luego los cuerpos eran envueltos en nylon y preparados para ser arrojados de los aviones Fiat G 22 o helicópteros al Río de la Plata. Dichas máquinas partían en horarios nocturnos desde el batallón de aviación del Ejército 601. Las ejecuciones o asesinatos llevados a cabo por este método fueron cincuenta y tres, siendo cuatro de ellos extranjeros”.
Libro: La necesidad de los vivos (2022).
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