jueves, 21 de diciembre de 2023

Argenmessi - Cuento de Ariel Scher

 
Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Messi se la da a Messi, que se despega de Messi y le pide a Messi que pique bien adelante, allá donde anda Messi acelerando frente a la persecución de Messi y con los oídos llenos de las voces de Messi, de Messi y de Messi que le gritan: "Messi, Messi, Messi". Marca Messi a Messi mientras, al costado de la cancha, Messi le dice a Messi: " Sacásela, dale" y Messi le dice a Messi: "Vamos, que lo pasás". Messi saca un derechazo firme y con destino de gol, pero Messi se estira desde un palo formado con una campera de Messi en la Selección hasta el otro constituido por una camiseta de Messi en el PSG y la manda al córner, un córner que Messi estará listo para patear en cuanto Messi proteja un paquete de churros envuelto con papeles de Messi, retire la sombrilla debajo de la que descansa una biografía de Messi y desplace una bolsa que luce la palabra Messi. Cuando Messi impacta en una hermosa número 5 -muy parecida a la de la final del Mundial de Qatar en la que relumbró Messi- que tiene la cara de Messi, el nombre de Messi y el 10 de Messi, Messi brama en el centro del área porque está seguro de que Messi acaba de hacerle un penal al amarrarse de su pantalón de Messi. Messi, que dirige a escasa distancia, convence a Messi de que Messi no le agarra el pantalón de Messi y de que, en efecto, no hay penal, una determinación por la que Messi protesta recubierto de una crema protectora y a la que Messi aprueba mientras sostiene un salvavidas infantil en el que relumbran los ojos de Messi. Cerca, un vendedor se desgañita subastando los choclos que le gustan a Messi a precio de dos por uno. Messi y Messi abandonan el juego, le piden un billete a Messi y aprovechan la oferta.

La escena involucra a niños, niñas, abuelas, bisabuelos, mamás, tíos, papás, primas, laburantes, conocidos y desconocidas que confluyen en un partido tan intenso como informal en una playa de la costa atlántica argentina de enero de 2023. Un viejo al que tempranamente abrigan con un buzo de Messi apostrofa: "Antes, a los compañeros de fulbito en la playa les decíamos 'verde', 'alto' o 'rubio'. Ahora, los de adentro y los de afuera usan algo de Messi". El sol, encantador, es testigo. Está majestuoso, radiante y capaz de abarcar todo. Aunque acaso no sea el sol. Acaso, también, sea Messi,

Libro: Apuntes del Mundial (2023).

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