domingo, 31 de diciembre de 2023

Santa en apuros - Cuento de Martín París

 
Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Las patrullas tenían la casa rodeada.

-¿Cuál es la situación? -preguntó sus hombres el oficial O'Hara.

-Tres sujetos atrincherados en la casa. Tienen armas y un rehén.

-¿Sabemos algún dato del rehén?

-Dice que es Santa..

-¿...? -hubo un silencio largo.

-Claus, Santa Claus, Papá Noel.

-Tiene sentido -reflexionó O'Hara -Hoy es Nochebuena. Probablemente le han tendido una emboscada.

-¡Lo mismo pensamos nosotros jefe! Lo han esperado pacientemente escondidos detrás del arbolito de navidad.

-Bien muchachos. jA trabajar!- ordenó -No hace falta decir que este problema debe resolverse esta misma noche. Aún le falta repartir la mayor parte de los regalos. Mis hijos no me lo perdonarían.

Cuando se disponía a llamar a los secuestradores para iniciar las negociaciones, dos sujetos de traje que ae le acercaban captaron su atención. Seguramente provenían de la ciudad.

-¿Quiénes son ustedes? -preguntó el jefe

-Departamento de migraciones -respondieron mostrando sus credenciales.

-Entendemos que tienen un inmigrante ilegal -dijo el segundo sujeto.

-Vamos muchachos. Se trata de Santa... intentó disuadirlos el jefe.

-Veo que tenemos diferentes puntos de vista. Donde usted ve a Santa Claus, nosotros vemos a un indocumentado que cruza todos los años nuestra frontera burlándose de nuestro departamento. Y aunque sabemos que es popular entre la gente, créame que no es agradable que nos haga sentir unos idiotas. Lo hemos estado siguiendo durante mucho tiempo... es realmente escurridizo. No repita esto afuera, pero estoy agradecido con los delincuentes que lo han tomado como rehén...

El monólogo continuaba, pero un general de tres estrellas que bajaba de una limusina, captó su atención.

-Jefe O'Hara, permítame presentarme, soy el general Mahoney.

Quedó sin saber qué decir. ¿Qué carajo podía estar haciendo un general en su pequeño pueblito?

Lo exasperaba pensar que el tiempo que debería estar dedicando a las negociaciones para la liberación del rehén, lo estaba perdiendo en atender visitas.

-Cuando se resuelva esta situación puede hacer lo que le apetezca con los tres maleantes, pero el gordo barbudo es nuestro... órdenes de arriba.

-¿Bajo qué cargos?

-Invasión de espacio aéreo.

La conversación podría haber continuado, pero los movimientos en el patio trasero de la casa captaron la atención del jefe. Tres sujetos completamente vestidos de blanco y con escafandras, estaban intentando llevarse dos viejos y pesados renos.

-jOigan! No pueden tocar eso. Es evidencia -gritaba el jefe, mientras se les acercaba.

-Tiene alguna idea de la cantidad de enfermedades que podrían transmitir estos animales. ¿Quiere usted ser responsable del inicio de una pandemia? -la advertencia sonó a amenaza.

-Somos del departamento de zoonosis -aclaró otro de los sujetos- Afortunadamente un vecino nos hizo una llamada. Sonaba muy enojado ya que estos renos, estaban comiendo los geranios de su jardín,

-Oficial. Usted no puede ignorar que existen leyes que prohíben el ingreso de animales al país...

Nuevamente abandonó a los sujetos blancos y sus renos, ya que su atención fue captada por unos sujetos, con aspecto de contadores, quienes hurgaban dentro de una gran bolsa que estaba dentro del trineo.Se acercó hacia ellos

-Somos auditores del departamento de aduana -se presentó uno mostrándole su credencial- Le informo que estamos realizando un inventario de lo que hay dentro de esta bolsa. Luego de eso debemos determinar su procedencia y establecer los aranceles para finalmente determinar el valor exacto del contrabando.

-Por el momento esto es evidencia y no debería ser manipulada -advirtió el jefe

Pero los auditores lo observaron con desdén y continuaron con su trabajo.

El jefe llamó con una seña a uno de sus asistentes.

-Oye González. Este caso se está enredando demasiado. Necesito que me hagas un par de favores. Averigua sigilosamente si tenemos tratados de extradición con el polo Norte.

-Seguro jefe. ¿Y el segundo?

-Avisa a toda esta gente que nos reuniremos a las mil novecientas en mi patrulla.

Todos asistieron a la cita a la hora fijada.

-¿Cuál es la situación? - dijo el jefe tratando de retomar la iniciativa- Me refiero a que, de acuerdo a los cargos que tenemos hasta ahora, ¿podrían darme una estimación de la cantidad de años?

-Invasión de espacio aéreo, hmmm, mínimo cinco años tras las rejas -dijo el general.

estimación de la cantidad

-Por inmigración ilegal, creo que solo lo deportaremos. Obviamente, él deberá pagar su pasaje de avión y todos los gastos...

-Por el tema de los renos, son siete años por cada reno y siendo dos renos. Espéreme un segundo -dijo el representante de zoonosis sacando una pequeña calculadora del bolsillo de su traje- Aquí va... exactamente catorce años.

-Por el contrabando... Deseo en principio aclarar que si hubiera comprado los regalos en el país no habria delito, pero todos han sido adquiridos en China.

-¡Malditos amarillos! -explotó el general.

-Estimo tres años de cárcel -finalizó el auditor.

-Bien, tenemos cinco más catorce más tres -espetó el jefe mirando al de zoonosis, el cual aún tenía la calculadora a mano.

-Veintidós años...

-Eso sin considerar la conducta recurrente, ya que lo viene haciendo año tras año -dijo el general Mahoney -si consideramos que viene haciéndolo hace más de cien años, le corresponderían como mínimo... dos mil doscientos años de prisión.

Un silencio pesado se apoderó de la reunión. La situación era realmente grave.

El jefe O'Hara se alejó unos metros de la patrulla. Tomó su smartphone y telefoneó a su esposa.

-Hola Mary. Escucha bien lo que voy a pedirte. Trata de ubicar alguna tienda abierta. Ve y compra algunos regalos para los niños... Creo que no veremos a Santa por un largo tiempo.

Libro: Antologías inconclusas (2022).

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