miércoles, 21 de febrero de 2024

Desmemoria - Cuento de Mariel Clark


Leído en el programa Qué Grande, en Radio Comunitaria Quimunche.

Esa tarde leí en tus ojos una sutil lejanía. Tu gesto me asombró cuando lo apartaste sin probar. Yo no tomo eso -dijiste-. "Eso" era el mate compartíamos desde los quince. Desde aquel día que en casa de tu hermano, mi amigo, cuando guitarreada por medio, intercambiamos miradas de estaremos juntos para siempre

Me enamoraron e inmediato tus trenzas oscuras, tu hoyuelo en la barbilla, tu entusiasmo llamando al futuro. Nos tomamos de la mano y quedamos prendados en silencio mirando el mar. De ahí en más iniciamos un camino juntos.

Ahora es otra etapa. Me había programado para la del Jubileo. Los chicos ya grandes y ubicados. Podríamos viajar, hacer nuestros planes sin horarios ni obligaciones. ¡Qué felicidad! Nadie me alertó que esto podía pasar. Sí, claro que escuché y bromeaba incluso: es el alemán, cuando olvidaba un nombre, una calle, un detalle...

¿Pero esto? Esto nunca lo imaginé, ni mi desesperación, ni mi impotencia. Después de lo del mate avanzó tu desmemoria y cómo.

Al despertar me visto con una coraza para recibir la peor de las estocadas:

-¿Usted quién es?

Fui aprendiendo a ser paciente, a trascender mi dolor, a imbuirte de toneladas de amor, a imaginar qué harías vos si la situación fuese al revés. No tengo dudas, harías lo mismo y mucho más.

Sin desistir, respiro coraje, y te cuento. Te cuento bonitas historias que compartimos en otro tiempo. Fueron tantas en tantos años. Aguardo una señal -mínima-, estás tomando los remedios, haciendo los ejercicios cognitivos en el Centro de Salud, ese que te brinda tanto apoyo y cuidados.

Acompaño los relatos con pilas de fotos en blanco y negro. Como los claroscuros de tu cerebro, pienso. Acá de novios, acá de luna de miel. En esta está Marisa de bebita, en esta se agregó Santi y en esta el cumpleaños de... Aquel paseo en canoa ¿Te acordás?

Estoy tratando de olvidar mis propios recuerdos, los trozos más placenteros, es que es demasiado triste no poder recorrerlos con vos. Anhelo un parpadeo, una sonrisa, un "soy yo, volví". Nuestra vida, después de todo, era presente fundada en un pasado que construimos los dos. Ahora de qué me agarro, y me doy uenta que retomo mi egoísmo. Me enojo tanto, lloro, me falta el aire, maldigo, puteo, soy humano.

Espero un milagro. La ciencia progresa sin freno. El ser álmico tiene vericuetos incomprensibles.

¿De qué profundidad habrás emergido para que tus pupilas se alumbraran con una repentina luz? ¿Fue al mirar la foto del secundario, los dos sonrientes?

¿O fue al escuchar los acordes de la canción de aquel nuestro primer encuentro? "Yo vendo unos ojos negros... larala larala la".

¿Qué laberinto de misterio y lucha surcará tu mente que hizo que tu mano decidida buscara la mía?

Esta mañana por fin no me preguntaste quién era, quién era yo y tu voz pronunció con antiguo dulzor:

- ¿Vamos a contemplar el mar?

Hoy, creo en los milagros.

Libro: Animarse a... (2022).

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